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lunes, 2 de abril de 2012

MI ABUELO DE TROPEZÓN.

“MI ABUELO DE TROPEZÓN”

AUTOR: ENRIQUE DI BAGGIO

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Su altura de más de 1,90 mirado desde mis pequeños centímetros que tenía entre los 4 y 9 años de edad lo mostraba imponente. Siempre erguido, con su bigote “mostacho” blanco, con algunas puntas amarillentas por el tabaco de su infaltable pipa. Con humo, o sin humo siempre la tenía en sus manos.
Recuerdo, aún hoy, su olor, la forma de agacharse para besarme, su saco y pantalón gris con los cuales se lo veía en el cementerio de la Chacarita, en su trabajo de siempre al cuál no faltaba nunca, hasta los 95 años, en que murió. 1981 fue el año de su despedida de esta tierra. Pero no de mis recuerdos. En casa le llamábamos: El abuelo de Tropezón. En realidad, era el abuelo de mi mamá, y le decíamos así para diferenciarlo de mis abuelos directos. Tropezón, es una localidad a pocos minutos de la capital, a la cual se llega con el tren Lacroze que sale de Chacarita, tren que él usó durante años. El origen del nombre surge de una caída del caballo que tuvo Rosas a su paso por el lugar camino a la batalla de Caseros. Vivía con su hijo Lorenzo, tío de mi mamá y su familia. La esposa, mi bisabuela, la cual ,no conocí, murió años antes,
Recuerdo su habitación, con una puerta pintada de verde, bien antigua, y con vidrios chiquitos en el medio. Era para mí, la imagen de la tranquilidad. Envidio hoy su vida. O lo que yo conocí de ella. ¿Por qué la envidio? Sabía lo que quería y amaba su trabajo, el de toda la vida. ¿Muchos podemos decir eso?. Vivía en paz, rodeado de su familia directa. ¿Todos terminaremos así nuestros días? Está en mis recuerdos hoy, a treinta años de su muerte, y por lo que sé en los recuerdos de un nieto, GILIO, primo de mamá que se crió con él y de muchos más. ¿Todos seremos recordados así? Su vida hoy sería tildada de aburrida para lo “divertido” que es la nuestra. ¡Pido por favor me hagan vivir un rato con la tranquilidad y el aburrimiento de él! Nosotros, los divertidos, luchamos para no ser objetos de consumo, hacemos trabajos que no nos gustan, soportamos estúpidos, envidiosos, violentos en la calle… Y él también los habrá conocido, pero su tranquilo trabajo, su tren de todos los días, su pipa y su pieza eran un refugio inexpugnable para la boludez humana. Lo soñé hace poco, en un mal momento mío. Me llamaba y me abrazaba, pero yo estaba crecido en altura y no tuvo que agacharse. ¡Está vivo! Para mis recuerdos está presente. Creo que en ese sueño quiso decirme: ¡Estoy con vos! ¡Si hasta sentí el pinchazo de su bigote y el olor de su pipa! ¡Abuelo de Tropezón! Donato Antonio, con estas líneas te digo, que yo también estoy con vos. Hoy en mi vorágine, quisiera vivir tu “aburrida” vida. Ser vos por un rato. ¡Nada más ni nada menos!
¡Ser vos por un rato mi querido Abuelo de Tropezón! Mis lágrimas detienen esta escritura, mi corazón sigue con vos… ¡Mi querido abuelo de Tropezón!
FIN
ENRIQUE DI BAGGIO
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MI BISABUELO CON MI MAMÁ Y MI ABUELA, POSANDO EN LA TERRAZA DE LA QUE HOY ES MI CASA.

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