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miércoles, 23 de mayo de 2012

DEBAJO DEL DIVÁN- Final.


-Me imagino que en su interesante profesión (Asiente Adriana), llegar al fondo exacto de las personalidades en las terapias llevará mucho tiempo y en la mayoría de los casos no se debe lograr en su totalidad.

- ¿Lo supone solamente? – (Barrantes).

 Supongo. Y quiero corroborar si es así- (Quiroga).

- La totalidad de la personalidad del individuo no se llega a descubrir nunca…Nosotros tenemos herramientas para ahondar lo más posible. Son señales: Como posición del cuerpo, formas de expresión, cosas que se dicen y otras que no al terapeuta, pero en realidad encierran otros pensamientos... (Adriana).

-¡Es tan parecido, salvando las distancias, mi trabajo con el suyo! Yo también trato de llegar al fondo de mis investigaciones, indagando en la personalidad del individuo, con mis limitaciones de ser sólo un aficionado de la psicología. Ese es el motivo principal de mi visita. (Quiroga).

-¡La psicología está presente en todos los actos de nuestras vidas!  ¡Y no dudo que usted tenga que utilizarla asiduamente! (Adriana).

- ¡Y son tantas las veces que se me escapan cosas!  Dentro de cada expediente hay alguna situación no resuelta totalmente y muchas seguramente que quedan…Se podría decir debajo de ellos, escondidos.

Debajo de los expedientes quedan cosas que nunca veremos… ¡En el  tintero como  se dice! (QUIROGA)

Continúa el comisario

-Se me ocurre ahora que quién sabe, y con todo el respeto que usted se merece, a los psicoterapeutas, les pasa algo parecido. (Mira de reojo el diván freudiano) y les quedan situaciones sin resolver...Podría decirse… ¡Debajo del Diván! (Había encontrado a su entender la metáfora justa, espera con los ojos bien abiertos, esperando ansioso la respuesta de la doctora).-

-¡Es una buena definición la suya! Seguramente es así, nunca vamos a poder precisar cuantas quedan ocultas, es como la tierra que se esconde debajo de las alfombras-

Continúa la terapeuta

- Pero le hago notar una diferencia, lo de sus expedientes, quién sabe, no salen nunca más de allí, pero lo que queda debajo del diván, alguna vez en la vida de esas personas, va a aparecer... (Adriana).

-¿Eso es lo que cree que pasó con los casos que me trajeron hasta acá?- (Quiroga).

-Respetando el secreto de sumario como dicen ustedes, seguramente algo de eso hay. Me es difícil saber exactamente que sucedió-

Continua Adriana  -Las personas reaccionan ante ciertos estímulos externos,  como agresiones, palabras o actos, en concordancia al estado interno que tienen en ese momento, y especialmente aparece algo que se aloja en el inconsciente.... Y que maneja nuestros actos.-

-- A veces la ayuda que un profesional como usted le brinda no alcanza….-

-- En eso consiste mi profesión, ayudar al paciente, pero es él quien tiene que poner empeño para que las respuestas internas aparezcan. (Adriana).

-En la dependencia trabajamos sobre hechos mayormente ya concretados. A veces resolviendo casos evitamos que un asesino siga matando. Pero me gustaría prevenir antes... ¡Mucho tiempo antes!  Ustedes lo pueden hacer… (Quiroga).

--¡Lo comprendo detective! Pero ya ve que a veces nosotros tampoco logramos prevenir... (Con tono triste y como reflexivo).

-A veces me encuentro con situaciones en las cuales me siento identificado y calan hondo en mis pensamientos…Ahí, me resulta más difícil actuar con ecuanimidad...-Dice Quiroga.

Quiroga se da cuenta.  Si, se da cuenta que esa mujer está sufriendo por lo que pasó y qué acaba de dar en la tecla.  Seguramente se siente culpable de alguna forma. Piensa, que quien sabe,  ella estuvo influenciada por alguna situación que no le permitió ver en dos oportunidades reacciones similares, tan dramáticas.

Pero se decía a si mismo: ¿Quien soy yo para seguir indagando? ¿Cuantas veces situaciones externas o personales me hicieron equivocar en mis investigaciones y no me dejaron ser tan profesional? -- --¿Cuántas veces me sentí culpable por no haber resuelto algo antes? Fue mi intención – se preguntaba -. No, no lo fue. Y esta exitosa profesional está dolida. Si se equivocó, el tiempo y la ayuda terapéutica la harán más exitosa aún.

Como dice ella: Después de todo, el que termina decidiendo es el sujeto.

--Por más eficientes y exigentes que queremos ser, no podemos sentirnos omnipotentes y creer que podemos con todo... Hay muchas cosas que no están en nuestras manos – (expresa el detective cortando sus pensamientos). ¡Y también nos equivocamos!

Adriana comprendió que la investigación de Quiroga terminaba allí. Sintió que no quería saber más, que no le iba a servir. Que la comprendía. Lo que había pasado tenía que resolverlo ella.

--Gracias detective.  Me alegra mucho que me haya visitado. Usted hubiera sido un buen psicoterapeuta….

TORTONI

La cita semanal de Trideco y Quiroga, se repetía.

--Me dijiste que fuiste a visitar a la licenciada Barrantes… (El periodista esperaba ansioso la respuesta del detective).

--Charla interesante, mujer interesante, pero no me ayuda a resolver más de lo que está resuelto.-

--¿Y dónde estuvo  lo interesante?... (Trideco).

---Aprendí que no podemos resolver todo. A  veces es mejor dejar de investigar y que quede en manos de un individuo las respuestas…-



Continúa Quiroga.

-¿Y sabes lo que me deja tranquilo? Que estoy seguro que la doctora va a tratar de encontrar las respuestas, para que no pasen estas cosas. Las va a encontrar dentro de ella. Porque esa es su intención. ¡Al fin y al cabo  es lo que vale! -

-¡Que aburrido lo tuyo!  ¿No harás esto para desacreditar la perlita de ubicarte a la doctora en los dos crímenes, y no darme nada a cambio, informaciones de las que vos sabes que a mí me gustan?-- (Desconfía Trideco).-

---No amigo, no (Ríe) ¡Me  gustaría que dejes de hurgar por un rato? ¡Escuchemos este tango daléese!-

El cantante entona el tango “Garufa”: “Garufa, pucha que sos divertido, tu vieja dice que sos un bandido! Le contaron que te vieron la otra noche...en el Parque Japonés”



LA TRISTEZA.

Habían pasado tres meses de esa charla. La tristeza con qué Quiroga recibió la noticia invadió también a sus colaboradores…  Adriana Barrantes se suicidó. Se arrojó al vacío desde un balcón… Como aquél Ranser… Sin duda encontró las respuestas en su interior pero… No las pudo soportar. Quiroga presumió que el problema estaba dentro de ella…Pero pensó en otro final. Con su pecho oprimido por la angustia… Tuvo que seguir trabajando.

FIN



ENRIQUE DI BAGGIO

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Final trágico el de esta terapeuta, que eligió el camino de la evasión al camino de la solución. Pamela

Anónimo dijo...

Si bien , no me pareció lo mejor que escribiste, me gustó este relato de suspenso psicológico. Y, también noté algo diferente en la forma de escribirlo, es como , no se como decirlo, es como si ahora escribis mejor, con otra tecnica, si vale, no te lo puedo explicar bien, Valeria

El buscador de Parque Chas dijo...

PAMELA: No pudo resolver su problema...Y la desgracias que dos de sus pacientes hayan sido afectados por la coflictos propios.
Gracias
Un Beso

VALERIA: Estás en lo cierto. Soy diferente. Esta narración es de mínimo 6 años...Seguro que crecí el curso de guión de radio me dio otra técnica. Te entiendo perfectamente y te explicaste muy bien. Lo bueno es que me gusta mostrarme con ustedes con toda mi historia...Y este escrito fue junto con otros el punto de partida. Muy buen comentario.
Un beso

Anónimo dijo...

-- En eso consiste mi profesión, ayudar al paciente, pero es él quien tiene que poner empeño para que las respuestas internas aparezcan. La terapeuta no aplicó lo de su profesión y eligió el peor camino, una lastima. Alejandro

El buscador de Parque Chas dijo...

ALEJANDRO: Me alegra la respuesta de un profesional. Como conté ayer una psicoterapeuta conocida mía cuando lo leyó se sintió identificada por un tema del cual ella se dio cuenta que problemas internos personales no le permitieron ayudar al paciente. Es más, según me contó, hicieron un debate entre varios profesionales. Muy valioso tu aporte. Gracias
Un Abrazo

Anónimo dijo...

Triste final la de esta psicologa, triste quedó Quiroga, y triste quedamos los que vivimos este desenlace. Ana

Anónimo dijo...

Un relato bien escrito , pero donde se nota, que no estabas en tu mejor momento, NO me preguntes porque siento esto, solo es algo que lo intuyo, los escritos de ahora tienen otra fuerza otro estilo, igual me gustó. Santiago

Anónimo dijo...

Escritor, tenés mucho de psicologo, si estudiaras, perfeccionarías tus trabajos, ténés una facilidad innata para temas psicologícos, pero todavía nada superó tu prólogo de sangre. Santos

El buscador de Parque Chas dijo...

ANA: Si triste...Los finales no siempre son hermosos y llenos de luz. Quiroga es un profesional que se toma a pecho su tarbajo. Gracias
Un beso

SANTIAGO. Eran como dije, mis comienzos de escritor. Falta la técnica del aprendizaje y el entrenamiento de escribir todos los días. Quise comaprtir el tema que se trata con ustedes yq eu conozcan a mi gran Personaje: Quiroga. Es valioso y cierto lo que sentís. No sé como era mi momento personal de ese momento pero lo que sí soy un escritor más pulido y más abierto ahora. Gracias
Un Abrazo

El buscador de Parque Chas dijo...

SANTOS: Muchos me dicen lo mismo. La psicología me apasiona y la aplico en mis escritos. DE alguna forma la estudio, porque leo mucho. Te cuento una primicia: PROLOGO DE SANGRE va a participar en el concurso de Argentores para guión de radio para autores latinoamericanos. El mes que viene lo presento (Cierra el 30 de setiembre) Gracias por tu comentario
Un Abrazo