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lunes, 21 de mayo de 2012

DEBAJO DEL DIVÁN.-

AMIGOS: A partir hoy y hasta el miércoles les voy a publicar una historia que escribí hace varios años cuando ni siquiera había hecho el curso becado de guión de radio en Argentores. La trama tiene por protagonista a una psicóloga reconocida y a un querido personaje que intruduje en muchos de mis escritos, el Comisario hoy retirado de la Policía Federal, Adalberto Quiroga. Algunos de mis primeros lectores como mi gran amiga, Carla, suspiran aún hoy por este personaje. Es una historia donde se pone en tela de juicio hasta donde se puede probar una mala praxis o descuido de una terapia. Hasta qué punto puede ser  un delito por omisión... No quise hacerla como ficción diaria como cuando les publiqué  y ustedes deben recordar ¿Dónde está Quiroga? Porque considero que es más narrativa y más atractiva así. Espero les guste.
Un Abrazo para todos.
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DEBAJO DEL DIVÁN


AUTOR: ENRIQUE DI BAGGIO
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La exitosa psicoterapeuta llegaba a su consultorio, ubicado en el f barrio de Palermo, en la Ciudad de Buenos Aires. Siempre lo hacía a bordo de su auto mediano, cuidado, con poco uso y estilo burgués. Veinte años de profesión le habían brindado una respetable cantidad de pacientes, un lugar confortable donde atenderlos y un pasar económico acorde a su talento.

ADRIANA BARRANTES, psicóloga, se leía en el brillante cartel, cuidado esmeradamente por un portero fiel y atento.

-Buenos días doctora! – Le decía el hombre todos los lunes miércoles y viernes, a partir de las 11 horas, que empezaba el desfile de manías, depresiones, complejos de inferioridad, violentos con duros traumas, brotes psicóticos,  y toda la gama de enfermedades psicológicas, que harían un deleite de estudio en FREUD. La jornada concluía cerca de las 20 horas, con una gran carga para ADRIANA, por todo lo que había escuchado en esas horas.

Hacía intervalos en soledad, donde escuchaba música clásica, tomaba su querido “cortado” (más leche que café)…  Era su momento de desconectarse y bajar a tierra. En ese momento, ni siquiera llamaba a su casa ni a sus dos hijos, ni a su esposo, un cincuentón comerciante con muchos años en el rubro de electrodomésticos.

Recibía personalmente a sus pacientes. No quería recepcionista, ese era su lugar de trabajo, su mundo sin interferencias ambientado a su gusto, en soledad. Era su mejor técnica para estar realmente compenetrada en su trabajo. Pero afuera había un mundo que habitaba como una más...Con miedos, bajones, cosas sin resolver (ni siquiera su propia terapia quincenal había podido). En fin, alguien  como todos.



RICARDO


Llevaba 8 meses de terapia con Adriana. Su postura corporal era la de un tímido… Con cruces de brazos delante del cuerpo mientras hablaba, como para impedir que alguien llegue a su interior… Mirada dirigida  al suelo...

Ese día hablaba de su relación con su esposa…Un tema recurrente en cada charla.

-Me afectó mucho lo que me hizo., me degradó delante de todos diciendo que no sabía arreglar nada, que en casa era un inútil!...

-Continúe... ¡Saque afuera lo que siente! – Apura Adriana.

- ¡ Siempre estoy pendiente de lo que opina de mi!. Obedezco como un perrito a su amo . A veces cuando me degrada con sus opiniones... Me dan ganas....

- ¿De qué?- Incita Adriana

A  veces, de empujarla, golpearla... Otras veces pienso en irme... Buscar otra vida... pero no puedo,  me cuesta… Y todo continúa igual.

- Su madre lo trataba parecido... o me equivoco?.

*Y....si… ¿ Se parece no?

-Le pregunto a usted-

-Si creo que si... pero mi madre no es la cuestión ahora-.

-Y con su hermana había una relación parecida.-

--Sí, sí, pero el día que le partí la cabeza con la madera, se empezó a calmar, 8 puntos le dieron, estaba con su novio y empezó a burlarse de mí…-

- ¿Qué sintió en ese momento?-

--Al momento furia... Después me arrepentí... Creo que nunca me perdonó!

--¿Y usted la perdonó?

--....................(sin respuesta).

-- Si usted tendría que hacer en dos renglones una definición rápida de su vida… ¿Qué se le ocurriría escribir? Lo más destacado para bien o para mal  ¿Qué pondría  Ricardo?.

--No sé, la verdad...que no sé-

-A mi se me ocurre uno: “Obedeció a todas las mujeres de su vida y jamás se reveló”.

-¡Que dice!  ¿Cómo me define de esa manera? ¿Eso es lo más importante de mi vida? No es un definición…

-Se lo hago ver del lado duro, sé que es fuerte lo que le digo, pero si usted no se revela, no varía esa situación constante... Se podría ver así. Hay muchas cosas importantes en su vida, cosas para destacar…Pero por lo que veo éste capítulo repetido con la mujeres lo molesta…Con la única mujer que se rebeló ante una burla fue con su hermana…Lo hizo en una forma violenta…No aconsejable -

- ¡Las veces que me rebelé fue con enojo.....con fastidio! Es como que espero llegar al límite y exploto.-

Esta descripción es parte de los dichos, en una sesión de terapia de Ricardo. Para Adriana era un paciente que no había tenido mejoría, no había avances.

Apuntaba a alguna reacción. Lo justo sería mostrar disgusto ante humillaciones y reaccionar imponiendo su parecer o haciendo caso omiso a las agresoras... Enfocando su vida desde otro punto… Incluso alejándose o separándose, como en el caso de su  mujer. Pero no, cada sesión empezaba con el relato de una humillación y su dolor… Sin reacción. Siempre con culpas, que paralizan. Tampoco se esperaba una reacción como la que hizo con la hermana ya que eso también era impotencia. .

En los momentos de relax, los relatos de Ricardo, le hacían volver a su infancia y recordar como sufría cuando su madre agredía verbalmente a su padre, y recordaba la furia contenida de él...Hasta ese día... El día que vio como volaba la famosa televisión  marca Ranser de la época…  Los gritos de su padre reprochando tanta humillación. La agresión de mamá, pensaba, no eran tanto en insultos y críticas, mayormente eran sobre la historia de la familia de papá, su pobreza, su hermano gay.... Con los años me di cuenta de lo que había sufrido su  padre. Su violenta reacción duró sólo eso... La caída del Ranser... La vida siguió igual, con más o menos críticas.... Hasta el desenlace de esa úlcera mal tratada que lo llevó a la tumba. Se podría decir que esa úlcera era el sello de su aguante, la marca registrada, casi un escudo familiar. Hubiera esperado otra reacción de él….Como alejarse o cambiar el rumbo de las cosas…Pero no… ¡La impotencia quedó registrada al tirar ese televisor! Escena que ella recordará siempre…Inconscientemente

Pero... su éxito profesional, con muchos pacientes, le hacían olvidar por un momento a Ricardo. La mejoría de Roberta en sus relaciones con los hombres, la mejora de Miguel Angel  en su desenfreno sexual. Lo  acercó a la filosofía de NIEZTCHE y de SHOPENHAUER y lo alejó un poco de las mujeres. La voluntad que supo encontrar en Ramiro para abandonar el alcohol. La terapia le ayudó resolver problemas de base, y Alcohólicos Anónimos, al que acudió por consejo de Adriana, terminó de alejarlo de la nebulosa.” Hoy es otro día, el 325 que no bebí alcohol”, decía orgulloso.

Siempre hacía esos repasos de terapias anteriores y actuales... Con un espíritu crítico y con mezclas de pensamientos de su propia vida.

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QUIROGA

El avezado y prestigioso jefe de homicidios de la policía de la Ciudad de Buenos Aires, Comisario ADALBERTO QUIROGA, repasaba como era su costumbre, el informe final de la resolución del caso del homicidio de la Sra. Fernández. Su marido Ricardo, confesó haberla empujado por el balcón, orientado a un patio interno del edificio donde vivían. El golpe en el cráneo fue la causa principal de su muerte. Cinco pisos, casi 15 metros de recorrido … Un golpe mortal.

-En realidad no la empujó – pensaba Quiroga – ¡Le reventó la jeta con una trompada!  La misma piña la hizo caer!.

Le llamaba la atención que no hubiera avisos anteriores de violencia en un matrimonio de más de 12 años. Jamás el hombre fue acusado de golpeador ni por su mujer, ni por conocidos, ni por vecinos. Es más, en las entrevistas con testigos hablaban de un hombre pacífico y amable. Tampoco hubo una infidelidad comprobada, ni había ataques de celos de uno o  de otro. Solo nombraban algunas descalificaciones verbales de ella hacia él, que por lo reiteradas no llamaban la demasiado la atención. Como si fueran un código no escrito de la pareja.

El tema económico también fue descartado.

Pero Quiroga era un estudioso, le interesaba saber como se llega a cometer un crimen... A veces las causas están a la vista, pero en otras no... Y éste era un caso que no tenía motivos aparentes. Lógicamente hubo una discusión previa. De la confesión no hay mucho que decir, ya que Ricardo habló muy poco, lo  único que balbuceaba era que ella lo agravió mientras él arreglaba las plantas del balcón y reaccionó pegándole, pero no la quiso matar.

De  cualquier manera, la piña que le dio noqueaba a un boxeador...La violencia existió. Y  él se hizo cargo de todo.

Los peritajes psicológicos, mostraron a una persona que sabía lo que hacía, pero con algunos rasgos de violencia contenida o encerradas en su personalidad, agregaron. Sabemos, decía Quiroga, que estos estudios psicológicos  forenses son  tan superficiales que se limitan a saber si el hombre estaba en sus cabales y algunas cosas más que no llegan al fondo de la cuestión.

¿Pero por qué se manifestó e forma tan brutal, sin casi antecedentes? ¿Que fue lo que desencadenó  esto?. Son preguntas que se hacía el comisario.

Según informó el hermano de Ricardo, y constaba en el expediente había hecho terapia durante unos meses, con una psicóloga llamada Adriana Barrantes, que el mismo le recomendó, pero dejó de ir hacía un tiempo, no sabía cuando.

Quiroga se “relamía” pensando cuanta información podía tener esa psicóloga. Después de todo, el era un estudioso de las personalidades, base de tantos culpables hallados por sus investigaciones.

Ese viernes, como casi todos los viernes, iría a escuchar tangos al Café Tortoni, famoso por su historia, allí se encontraría con otro amante de esa música... El investigador y periodista, especializado en crónicas policiales (podía ser de otra manera un amigo de Quiroga?) ENRIOUE TRIDECO  El más famoso de Argentina, por su agudeza y conocimiento del tema.

La “picadita” regada con fernet, entre tango y tango, era el oasis de los dos. Pero entre copa y copa, no podían olvidar sus oficios y siempre cruzaban información.

--Y no te olvides que yo soy periodista!, decía Trideco— Siempre trato de averiguar.-

--Y vos no te olvides que yo soy policía— Y también trato de averiguar, decía Quiroga....

Así comenzaban sus intercambios de información.

¡Tal para cual! Diría mi abuela.

La pintura exacta de dos apasionados de su trabajo.... y del tango.

Me llama la atención un expediente que leí hoy – dice Quiroga-.

 ¿De qué caso?- pregunta Trideco.

-El de la Sra. Fernández, la que murió por la agresión del marido.-

--Sí, si.... escribí la crónica, tu detective PEZOA, me pasó algunas informaciones que... ¡Después te digo!  ¿Qué te llamó la atención?. –

Continuará

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Escritor: Esta historia es muy psicológica. Me gusta. Apurate a publicar el resto. Anabela

El buscador de Parque Chas dijo...

ANABELA: Me alegro que te guste. en su momento cunado la escribí trajo controversías con una conocida mía de profesión psicóloga. Mañana y el miércoles, tenes toda la historia.
Un beso

Anónimo dijo...

Los psicólogos tienen también sus mambos, y muchas veces pierden su objetividad lo que puede cambiar el curso de la terapia, Me gusta esto que estás publicando Pedro

Anónimo dijo...

Personajes bien perfilados, ya nos van ubicando en la historia, que por cierto ya desde el título es atractiva. Melissa

Anónimo dijo...

La forma que tenes para perfilar los personajes ya desde un principio nos dan una idea acerca de quien es quien en la historia, y hacen que uno se sienta atrapado desde que comienza a leer. Salome

El buscador de Parque Chas dijo...

PEDRO: Todos tenemos alguno...Es una historia de mis comienzos de escritor. Gracias.
Un Abrazo

MELISSA: Hola muchacha...¿Como estás? Te juro que een ese tiempo no sabía ni siquiera lo que era perfilar un personaje...Escribía por intuición. Gracias
Un beso

SALOME: ¡Hermoso lo que me decís!Como dije antes en ese tiempo eran pura intuición. Gracias.
Un beso