En la noche

La danza se torna furiosa

cuando el alma se te escapa,

amalgamando tu furia  

en el remolino caníbal del ahora.

Estallas en colores y formas

que se acompasan

inexistentes, imperturbables

y acallas  el silencio en ese estruendo.

Danzas como una serpiente

llena de belleza inmaculada,

mientras que la luna curiosa

trata de seguir el ritmo

que sugestiva impones

en el paisaje nocturno.

La música que nace en tu cuerpo

solo es la musa que nunca dio

con el pentagrama, con el artista.

Y danzas y danzas, sin reproches

sin cordura, tal vez el rito

no es más que el danzar de la vida.

Y danzas y danzas lo prohibido

lo aceptado, me conmuevo

en tu grito guerrero

mientras  la danza se detiene

y se escapa como un sueño

no soñado…

                   Cristian J. Martínez