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viernes, 29 de septiembre de 2017

EN AQUELLA BIBLIOTECA...

AUTOR: 

ENRIQUE DI BAGGIO


En  la casona del dueño de la empresa donde trabaja Daniel  como todos los años se celebraba la llegada de la primavera con una fiesta donde concurrían  los empleados. 
Ella, la mujer de sus sueños estaba allí...No sabía su nombre ni lo supo nunca...No la conocía estaba con un grupo de sus colegas de contaduría seguramente invitada por ellos. La magia del deseo apareció apenas se vieron. A ella también le sucedió y una humedad conocida le brotó cuando rozaron sus manos en una mesa donde casi buscan el mismo canapé. Como si el destino y la "causalidad" los uniera, no necesitaron charlar mucho...No se dijeron ni quienes eran.Una puerta los condujo a esa biblioteca providencial que fue testigo y guarda de un pasión ardiente, espontánea y mágica...Una y otra vez la penetraba con las piernas de ellas trepadas a su cintura con los libros resistiendo aquel movimiento ajeno.
Cada gemido contenido para no ser escuchados parecía cambiar la historia de lo clásicos que allí se guardaban. Acabaron juntos provocando un estallido en el universo y se siguieron besando sin  pausa.
Acostados en el suelo vieron las estrellas nuevamente, antes su bocas pasearon por el sexo. Los labios de él besaron una y otra vez ese cuello sensual y esos pechos tersos. ¡Y Volvieron! La fiesta continuaba, y nadie había reparado en la ausencia de ambos, pero ellos ya no eran los mismos.
Al final de la noche el dueño de casa pasó cerca de la sala bibliotecaria y le pareció escuchar una especie de sonido.  Abrió la puerta y todo estaba tal cual. A veces las maderas de los muebles crujen. 
Percibió, que había más luz que la habitual. Pensó: " Habré tomado de más...Ya creo que los libros toman vida" 
Antes de retirarse, se acercó a los estantes y  acomodó uno que estaba un poco fuera de su lugar...Se llama, casualmente: Magia y pasión. 


Image result for foto de una biblioteca de una casa

miércoles, 27 de septiembre de 2017

LOS CANTELLI- ¿Educaciòn? - Formato para radio. (Cap. 582 rumbo a los 600)


ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.
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OPERADOR: MÙSICA-LA FAMILIA UNIDA-

ERNESTO (A SEÑA): En esta comunidad barrial que tanto quiero...En la que me crecí, compartì los años felices con mi difunta esposa y hoy soy feliz con mi amada Teresa... Donde también crecieron mis hijos y tengo los amigos de la vida, casi mi familia...Los Cantelli y los vecinos,  los recuerdos...Todo está aquí.
Como no podía ser de otra manera estudie en la escuela publica en la Nº 9...La que está sobre Lisandro de la Torre. 
Y continué en la secundaria...Comercial 24. Y ya se hablaba de mejorar la educaciòn...Pero igual siento que aprendimos mucho, pero mucho más que lo que aprenden ahora. 
Hace un tiempo se me ocurriò hacer una prueba personal y muy casera. Le hice preguntas durante unos días a algunos chicos conocidos de primaria y de secundaria. Preguntas elementales como ¿Què se conmemora el 25 de mayo y el 9 de julio? Eso a los de primaria. A los de secundaria preguntas esenciales como  ¿En què continente está Holanda? 
¡Me deprimí! Hasta me enojé. Me enojé con mi generación que no pudo enseñar a educar. Porque está claro que el problema empieza con lo docentes y antes con los padres. 
Ahora todo se agrava....Los chicos quieren imponer que se debe estudiar. 
La política se metió en la escuela, y eso no es bueno.
Toda la semana pasada vi mi querida escuela Comercial 24...¡Tomada por los alumnos! Me dio pena. Mucha pena. Por el país, pero principalmente por ellos...Los màs perjudicados y peor aún, los chicos que no están de acuerdo y sin embargo no pueden estudiar...No nos engañemos, son la mayoría. 
Voy caminando hacia la parroquia...Los comedores ya están preparando el almuerzo para los carenciados. 
Las madres, las queridas madres entrenan, charlan, juegan preparando los pesajes del Vale del Sábado.
Beba, la mujer sin años ni peso declarado, està firme en la oficina de la liga de madres...Hablo con ella unos minutos y me dice: " ¿Te acordàs Ernesto lo aburrido que era estar en esta oficina? Las "Chicas" No cuidaban su físico, se hablaba de realizar colectas, Kermeses con juegos simples y anodinos...Y apareció aquella loca idea de Olga...Pesarse, apostar por sus pesos, cuidar el físico para pasar por las manos de los musculosos, a la vista de todos...Todo con el noble sentido solidario. No hay duda querido Ernesto, el Vale saca lo mejor de nosotros" 
¡Cuànta verdad hay en las palabras de Beba! Nadie como ella para decribirlo. Y sì, es asì. La solidaridad, la entrega, el respeto al otro, todo eso rescata al ser humano y a la sociedad, incluso aplicable a la educaciòn. Empecemos por el respeto al otro. De eso se trata. 
Me voy a tomar los mates con mi amiga Silvia. La casa Cantelli me espera. 
Al llegar escucho sonidos de bebè....Allì, junto a su abuela, mimada y cuidada està la hermosa OLIVIA. Los ojos de Silvia brillaban, su sonrisa era constante...Siento emociòn. Es la primera vez que la veo sola con su abuela...Con la segura energìa presente de Rafa.
En un flash pasa por mi cabeza què estarìa haciendo Rafa si la tuviera en brazos...Parece que lo veo...(PAUSA) ¡La pucha! ¿Me estarè volviendo loco?

Rafa querido, amigo del alma, allì està tu nieta...Te juro y vos lo sabès, vi que la tenìas en brazos. 
Las emociones de siempre, la que nunca acaban, las vi en tu casa, con mis amigos, Los Cantelli. ¡Salud!

OP: MÙSICA LA FAMILIA UNIDA- 

lunes, 25 de septiembre de 2017

ENCONTRARME A MÌ MISMA

Para poder encontrar el amor con mayùsculas ella necesita primero encontrarse a sì misma plasmar en realidad las cosas que dan vueltas en su cabeza---Paola nos cuenta
Enrique Di Baggio
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Le dije que era demasiado temprano en mi vida.
Que necesitaba más amigos, más copas, más locuras, más tardes caminando en un parque con mi libro. Que necesitaba todavía hacer mucho por mí, cortarme ese cabello largo y peinarme frente al espejo sonriendo antes de sonreírle a alguien más.
Le conté de mis planes, de todas las noches que tendría que pasar en vela porque hay todavía muchas ideas locas en mi cabeza, me falta equivocarme más, también, desesperarme hasta enojarme conmigo sin necesidad de tener que enojarme con alguien más que, lo sé muy bien, no sabría estar para mí porque soy yo a quien necesito ahora. Le hablé de mis aspiraciones en la vida, de mi sueño de conocer el mundo, de los libros que aún no he escrito y ya están en mi cabeza, sonreí porque quería escribir acerca de él cuando estuviera lista.
Le dije que me prometí encontrarme a mí misma antes de encontrar al amor de mi vida.

—Paola E. Haiat

La imagen puede contener: una o varias personas, personas de pie, árbol, casa, cielo y exterior

domingo, 24 de septiembre de 2017

LOS CANTELLI- VALE LO QUE PESA- Formato para radio- (Cap. 581)


ENRIQUE DI BAGGIO

Sin autor no hay obra.
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OPERADOR: MÚSICA LA FAMILIA UNIDA- SONIDO DE BOMBOS GREMIALISTAS- QUEDA- COLAR CAMPANADAS DE LA IGLESIA- SALE.

ERNESTO (A SEÑA): Sàbado de Vale en la querida Parroquia, Sàbado de emociones...Pasen y vean amigos. El Vale contagia...El Vale es alegrìa energìa y solidaridad para el bien comùn.

OP: SONIDO DE BOMBOS GREMIALISTAS- SALE.


La mesa principal tiene a todos los miembros de siempre...También están los popes de los gremios Tramoyi y Strano. 
Y sì, estàn llegando, con sus abrigos con olor a naftalina, sus carteras colgadas de los antebrazos, su mirada inquisidora con cuchicheos entre ellas...Son las Señoras de la Liga de Moral y Buenas Costumbres...Hacìa rato no venìan pero ahì estàn. 
Vienen como siempre a "fiscalizar" que el Vale siga por el camino que su liga defiende. Pero claro, al llegar a la mesa principal recibida por El Celestial y Don Pascual, este la lleva hacia los quesos y salamines...Y eso a ellas, al fin al cabo humanas las pueden, dejan de lado la solemnidad y comienzan a "picar...Y picar...Y picar" 

OP: SONIDO DE BOMBOS GREMIALISTAS- SALE

¡Fiesta de sonidos en el Vale! El Vale tiene olores, tiene sonidos...Es particular. Solo el Vale logra esto.



Llegan los Monseñores y  Graziella,bella como siempre...Los chicos y las chicas albergadas los reciben con cantos...Y el grito sale de las entrañas (IMITA) Monseñores...Monseñores....(VOZ NORMAL) Estos representantes de la iglesia fueron baluartes en la defensa del Vale...Scalone y Malatesta....Malatesta y Scalone...¡Grande Monseñores!  Es bueno, muy bueno agasajar de vez en cuando a la gente que ayudó en las raíces del Vale.


Y viene llegando...Con su carretilla llena de maderas...Sonido metálico inconfundible de las ruedas que lo llevan a encender el fuego sensual y afrodisíaco del asado de obra...¡Dionisio!


OP: APLAUSOS- SALE

Música para recibirlo.


OP: SONIDO DE BOCINA DE BARCO QUE ZARPA- SALE


Llega con su preciada carga el camión playo de Don Antonio, acompañado por su querida esposa Vicenta. Bajan ágilmente las madres solidarias seguidas por los panzones...Allá van rumbo a su meta.

OP: APLAUSOS- SALE.


Sonrientes, cara de buenos muchachos...Dispuestos a poner sus panzas al viento...Llegan los Panzones.¡Ellos, si ellos también son Vale en estado puro!

Los musculosos ansiosos reciben a las madres...Unión de fuerza y solidaridad.

Suben primeros los panzones... Allá están.

OP: MÚSICA DE TITANES-SALE.

Muestran orgullosos su panzas y las chicas centímetro en mano miden sus circunferencias.


¡Grande Panzones!
OP: APLAUSOS- SALE


Sube el Celestial y anuncia los pesajes...Estalla la popular
(IMITA) Padre querido, el pueblo està contigo...¡Padre querido, el pueblo està contigo!
(VOZ NORMAL) 

Primeros siete pesajes, ya estàn las madres en el aire...



Suben, con la presentaciòn de Tomàs, la chicas y los muchachos de las clases semanales con la coreo de Impronta...La mùsica de David Guetta y la canciòn Titanium

¡Grande Chicos! 


OP: APLAUSOS- SALE

 Acá está el ser humano con virtudes y defectos. Pero que en este lugar, en esta comunidad, saca lo mejor de cada uno. Lo mejor del ser humano. 

Cuando el Vale llega a su final...Aparece su estrella...Que ilumina...Es única e irrepetible, es...¡OLGA!

Con ritmo y agilidad...Con la música de Madonna...La canción: GIRL GONE WILD. ¡Impresionante! 



Cada vez mejor...Cada vez más artista...¡Madre de Madres!

¡OLgaaaaaaaaaaaaaa....OLgaaaaaaaaaaaa!
OP.APLAUSOS-SALE


Nos vamos despacito...En filita. Balancetti, Horacio Ramón, Roberto, Tomás y al llegar Los Monseñores sin Graziella.


La cerveza, rubia y espumosa, nos recibe amablemente.



Están servidos sus secuaces salamines, quesos pascualescos y jamones. Alzamos las copas, nos miramos a los ojos y brindamos por el encuentro, por el Vale...¡Salud!(PAUSA)


Rafa querido...La fiesta de los sábados brilla cada vez más...Vos sos testigo que no miento...Que se percibe cada vez más el amor. Aunque el maligno no quiere desaparecer 

Estamos codo a codo, todos...Y sí...Ellos son parte primordial... Son tu familia, mis amigos Los Cantelli. ¡Salud!

OP: MÙSICA LA FAMILIA UNIDA.

QUEEN- FREDDIE MERCURY-

QUEEN- FREDDIE MERCURY
LIVING ON MY OWN

¡GENIOS!





viernes, 22 de septiembre de 2017

VOLTAIRE- FRASES

Voltaire

1694-1778. Seudónimo de François Marie Arouet. Filósofo y escritor francés.
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Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos.
El que revela el secreto de otros pasa por traidor; el que revela el propio secreto pasa por imbécil.

Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero.

Hay alguien tan inteligente que aprende de la experiencia de los demás.

Todo les sale bien a las personas de cáracter dulce y alegre.

Cambia de placeres, pero no cambies de amigos.

La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás.

Aquel que es demasiado pequeño tiene un orgullo grande.

Decimos una necedad y a fuerza de repetirla acabamos creyéndola.

jueves, 21 de septiembre de 2017

MISOGINIA

ENRIQUE DI BAGGIO.
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La misoginia es el odio o la adversiòn hacia las mujeres o niñas. 
Cosificaciòn sexual, violencia, denigraciòn discriminaciòn son ejemplos de ese odio.

Lo curioso es que muchos grandes pensadores y filòsofos fueron calificados de misòginos.
Pero cuidado: La misoginia tambièn es practicada por la mujer hacia el hombre (misandria) y contra otras mujeres.

Aristòteles escribìa que la mujer existe por la deformaciòn del hombre.. Decìa que el valor del hombre se encuentra en el mando y en la mujer obedecer.
La misoginia es el mal màs antiguo del mundo. La antigua Grecia està llena de Misoginia.
Zeus enfurecido decide castigar a la humanidad con un "mal para su deleite". Este "mal" fue Pandora, la primera mujer, quien cargaba un recipiente (erróneamente descrito como una caja) que se le prohibió abrir. Epimeteo (hermano de Prometeo) abrumado por su belleza, ignora las advertencias de Prometeo sobre ella, y se casa con Pandora. Pandora al no resistir la curiosidad de abrir el recipiente desata al mundo todos los males; partoenfermedadVejez, y Muerte.

Las religiones tambièn tienen lo suyo: El budismo hace exaltaciòn de los monjes
El cristianismo, culpa el sexo, insiste en el sometimiento femenino
y su temor a la seducciòn femenina, esto està en las epìstolas de San Pablo.
Tertuliano, padre de la iglesia, escribìa que la mujer no solo era la entrada al diablo sino tambièn un templo construìdo sobre una alcantarilla.

En el Islam el cuarto capìtulo cuarto del Coran dice: " Lo varones tienen autoridad sobre las mujeres porque ALÂ los ha hecho superiores. Deben obedecer y ser de su propiedad"

Frases de filòsofos con gran carga de misoginia : 
Nietszche en "Asì hablò Zarastrusta": "Va usted hacia las mujeres..."No olvide el làtigo" En el Ocaso de los ìdolos dijo: " Las mujeres son consideradas profundas...Y la verdad en realidad ni siquiera son superficiales...Y practican la misoginia con las propias mujeres"

Shopenhauer escribìa en su ensayo sobre la mujer: "Es sólo un hombre cuyo intelecto está nublado por su impulso sexual que podría dar el nombre al sexo débil a aquellas de talla menor, raza de hombros estrechos, caderas anchas, y de piernas cortas; toda la belleza del sexo está ligada a este impulso. En lugar de llamarlas hermosas sería más justo describir a las mujeres como el sexo antiestético"
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Como queda claro la misoginia es milenaria...Filòsofos, religiones....Todos tienen practican la Misoginia con palabras y hechos.
En la obra de Miguel de Unamuno,La tìa Tula, de la cuàl hice una versiòn libre publicada en este blog...La Tìa protagonista de la historia decìa que no podìa sentirse catòlica porque era un religiòn de hombres y hecha para hombres. 

La historia habla por sì sola e incluye la misoginia de la mujer contra las otras mujeres. 
Recurrir a lo escrito desde el principio de la humanidad, aclara muchas de los males  del presente que creemos modernos.



Eva monta a horcajadas sobre la Serpiente en un capitel en Laach Abbey church, siglo XIII.

martes, 19 de septiembre de 2017

MUJER INDEPENDIENTE.

Ser mujer independiente, de eso se trata. Vencer mandatos. Paola nos cuenta.
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Una vez me dijeron que tenía suerte de ser mujer porque entonces podía dedicarme al arte, encontrar un marido con dinero y dedicar mi vida a escribir.
Me hicieron creer que ser mujer es eso, buscar al mejor postor, saber plancharle, cocinarle y sonreír en los momentos adecuados para que se quede. Tener fe en que soy lo suficientemente encantadora para gustarle a cualquiera, callar porque a ningún hombre le gusta una mujer contestona, porque una sirve para ser bonita, no para pensar.
Crecí creyendo en príncipes, aunque no me he topado con ninguno, ilusionada porque algún día alguien me sacaría de mi propia miseria. Esperar, esperar. En algún lugar debía estar.
Pero no, nadie te rescata. Tú tomas al maldito caballo, aprendes a montarlo y te mueves del sitio donde te dicen que no está bien expresarte. Te buscas y aunque cuesten lágrimas, sudor y hasta sangre, te encuentras. Luchas por lo que quieres y te pagas tus cuentas porque eres un ser independiente.
Mujer, hoy te toca ser la contestona que sabe callar a todos los que le dijeron que sola, sin un hombre, no lo lograría.
—Paola E. Haiat

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domingo, 3 de septiembre de 2017

¿DÒNDE ESTÀ QUIROGA?

AMIGOS: La historia de la radio Argentina, la increìble y hermosa radio, tuvo un tiempo de mucha gloria donde los radioteatros y el folletìn eran reyes. Las familias se juntaban en torno al sonido de historias escritas por plumas geniales. 
El folletìn eran episodios en serie (Llegaban hasta 50 o 60 capìtulos) diarios y que dejaban suspenso para el dìa siguiente. 
Su duraciòn era de 30 minutos dìarios de los cuales 6 eran publicidad. En esos 24 minutos cada dìa la historia avanzaba y nos iba sumergiendo en sus aguas. 
Cuando estudiè guiòn de radio en Argentores, la casa del escritor, me interesò mucho este rubro y me propuse escribir algo màs corto pero en el estilo folletìn diario. La palabra folletìn tuvo su origen en Francia del francès FOLLETEUM que era un gènero dramàtico de ficciòn con intenso ritmo de producciòn...Precisamente por la cantidad de capìtulos.
Y los sueños se cumplen...Soñaba con escribir uno y lo hice. Y en su momento lo compartì con ustedes. Y ahora, que por causa de un viaje que empiezo hoy no harè publicaciones por unos dìas entonces aprovecho para reflotarlo para que con tranquilidad y tiempo lo puedan leer. Les pido lo hagan con paciencia, si  es bueno los atraparà y querràn llegar el final de los 14 capìtulos.
El estilo es lo que llamamos la biblia de la historia, contada con detalles a la cual solo hay que ponerle luego los diàlogos basados EN ESTA BILBLIA de la historia para que sea un producto radial completo. 
Las comparto con ustedes...El personaje central Es EL COMISARIO JEFE DE HOMICIDIOS, ADALBERTO QUIROGA. Una invenciòn de mi loca cabeza, un personaje que amo y fue y serà protagonista de  muchas historias. 
Ojalà lo disfruten. 

UN ABRAZO PARA TODOS.
ENRIQUE DI BAGGIO.

¿DÓNDE ESTÁ QUIROGA?
AUTOR: ENRIQUE DI BAGGIO
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CAPÍTULO 1
BLOQUE 1
El ex comisario ADALBERTO QUIROGA es sorprendido en el estacionamiento por el NEGRO DIAZ, un mafioso creador de una terrible banda que asaltaba blindados y camiones  en la modalidad llamada en la jerga: Piratas del asfalto. Con claro desprecio por la vida ajena. La organización “trabajó” varios años en las calles y se movía como una empresa con abogados y contadores que “Blanqueaban” entradas de dinero sucio. El ex Comisario, ejerciendo su profesión, logró detener, luego de tareas de inteligencia y enfrentamientos a la cabeza de la banda: El Negro DIAZ. El mafioso juró en muchas oportunidades vengarse de él y del detective Pezoa, el cual, casualmente o no tan casualmente, tuvo un grave e inexplicable accidente con su auto y estaba convaleciente de hacía dos meses. Ahora, libre después de varias argucias legales para acortar su condena, El negro volvía a cumplir su venganza. QUIROGA sintió el frio del caño del revólver en su nuca. Reconoció una voz conocida desde atrás que le ordenaba quedarse quieto. En un momento pensó en apretar la alarma de su auto con la llave que tenía en la mano, pero el Negro, de él se trataba, reaccionó rápido e hizo sonar el clic del arma preparada para matar y le dijo :“Ni se te ocurra…te mato aquí mismo”
BLOQUE 2
Bárbara esperaba a su esposo para cenar. Los platos, cubiertos y sartenes tenían el movimiento de su apuro para preparar la comida del viernes. Su hijo Martín  había pasado a visitarla. Apenas le pudo contar que mañana cumpliría con Quiroga el primer año junto. Ella separada. Él viudo. Esta nueva etapa de sus vidas los encontraba más unidos que nunca. La pregunta de su hijo la contestó sin pensarlo:” Mamá, ¿Sos feliz?” Mirándolo a los ojos le contestó con un sí seguro y alargado en su última i. El abrazo de su hijo le mostró cuanto se alegraba.
BLOQUE 3
Quiroga ya le había visto la cara a su conocido e intuía, con  su boca incrustada en el piso del auto, mientras circulaba vaya a saber porque calles, en la parte trasera, que corría serio riesgo que lo mate. Su celular no dejaba de sonar, el negro se agachó, se lo sacó del cinturón y lo destrozó. No lo tiró. Lo destrozó. Desde ese lugar incómodo  y casi asfixiante con la pierna y el pie del secuaz del Negro, “DEDOS”. Federico Cantraro en su prontuario, haciendo presión para que  no se mueva le preguntó: ¿Qué es lo que querés? Si fuera matarme, ya lo hubieras hecho”. La risa fingida y repugnante del Negro trajo la respuesta: “¡Tenés razón ortiva!|.Ya te hubiera matado, pero tengo otros planes para vos. Hoy es el primer día de los últimos que te quedan, pero antes, vas a sufrir… Quiroga casi no podía respirar,  exhaló un soplido para soltar su angustia y quedó en silencio. El otro secuaz del Negro, “Metralla” Gomez manejaba en silencio y solo soltaba alguna risita de aprobación a lo que decía su jefe.
FIN DEL CAPITULO.

CAPITULO 2
BLOQUE 1
Quiroga escuchaba el majestuoso silencio del lugar. Atado con una cadena a una vieja viga de hierro que cruzaba la pared en forma horizontal. Suponía que estaba en un lugar alejado de la ciudad…los únicos sonidos que se escuchaban era una radio alejada y  el ruido de la cadena que lo sujetaba en uno de sus tobillos y le permitía sentarse en el piso de baldosa gastada y “moverse” en un circunferencia aproximada de un metro. El negro lo había dejado allí luego de un viaje que duró aproximadamente dos horas. Sin mediar golpes, ni maltrato solo le dijo: “En un rato te vuelvo a ver”. Metralla Gomez quedó con él, y mientras le sonreía socarronamente se aseguró que las manos de Quiroga, queden inmovilizadas delante de su cuerpo y a la vista. El clic de la llave de las esposas que tantas veces utilizó Quiroga cerró toda posibilidad de fuga. Metralla, al salir de esa especie de habitación y antes de cerrar la puerta le volvió a sonreír. El silencio, el silencio lo angustiaba aún más…Quiroga pensaba en Bárbara, en su hija, en los hijos de Bárbara socorriendo a su madre desesperada. Revivía en su cabeza todos los recuerdos de la personalidad del negro y lo que pensaba no lo tranquilizaba. Él, junto con Pezoa, habían desbaratado todos los planes de Díaz, la banda fue cayendo como castillo de Naipes. El negro nunca esperó eso de un ortiva con cargo de la federal. Creyó que para atraparlo se iba a necesitar hasta poder político…pero no…el Jefe de homicidios que intervino por las muertes que sucedían en los asaltos, y su joven y promisorio ayudante con muy poco lograron encarcelarlo. O mejor dicho con mucho: Sagacidad, profesionalismo, astucia, y sobre todo, sorpresa.
BLOQUE 2
Cónclave familiar en casa de Bárbara. Todos los que ocupaban los pensamientos de Quiroga, estaban allí. Martín, Pablo, Ariana la hija de Quiroga, Patricia la esposa de Pablo. Hacía 12 horas que no se sabía nada de él. El auto había sido encontrado en la madrugada por personal de robos y hurtos de la policía Federal. Allí en el estacionamiento, intacto. ¿Dónde está Quiroga? Se preguntaban sus ex compañeros. El detective Pezoa, todavía no puede caminar por sus fracturas, pero se comunica con Bárbara y se pone a disposición. Ya había verificado que no hubo un accidente. Comenzó a tejer su investigación tal cual le había enseñado el Comisario. Empezaba por lo lógico: Un secuestro por plata. Pero no descartaba nada…Toda la fuerza estaba de su lado…la Federal era una sola buscando a este hombre salido de sus entrañas y forjado con las premisas de un buen policía y mejor ser humano. Bárbara, aturdida por la desesperación, escuchaba atentamente las comunicaciones que hacían con sus aparatos policiales los 2 detectives de la división secuestros que se habían instalado en su casa.
BLOQUE 3
“Vas a perder todo antes de morir Quiroga”. La voz del Negro era firme y con mucha bronca contenida. Le decía que cuando él y su ayudante, el ortiva de Pezoa, lo detuvieron tenía “La papa en la boca” pero ellos lo involucraron con los asesinatos y lo complicaron en serio. Mientras le hablaba hacía girar una moneda sobre una vieja mesa de madera y levantaba la vista para mirarlo con ojos de fuego. Metralla seguía sonriendo parado en la única puerta de salida. Dedos, apodado así porque tenía la costumbre de usar sus largos dedos para sacarte algo sin que te des cuenta, como un vulgar punguista, sentado en el piso y apoyado en una pared solo tosía débilmente ante los dichos más amenazantes  de su jefe. “Tu familia estará sufriendo y esperando que los llamen por algún rapto…pero no, nadie los va a llamar.” “Tu amiguito Pezoa tenía tornillitos flojos en el tren delantero de su auto…pobre, pero la sacó barata. Se te escapó la tortuga Quiroga, pensaste que el accidente  de él fue solo por la alta velocidad. Parece que tu olfato está fallando” La indignación de Quiroga crecía y en un momento se inclinó hacia delante, como queriendo abalanzarse, pero el tirón y el ruido de la cadena lo volvió a la realidad. “Matame y tira mi cadáver en cualquier lugar para vanagloriarte y listo”  Escupió Quiroga con voz ahogada de la impotencia. “Ya te dije ortiva, que no iba a ser tan fácil. Tu Bárbara, ¿Así se llama no? Y tu hija van  sufrir no tenerte y no saber donde estás. Si te mato y muestro tu cadáver se termina todo. “Metralla: Dale un tacho para que el ortiva orine…es un enchastre lo que está haciendo ahí”  Tomó su moneda giratoria y salió del lugar seguido por Dedos…los dos se dieron vuelta lo miraron antes de desaparecer y largaron una carcajada casi al unísono.
FIN DEL CAPÍTULO
CAPÍTULO 3
BLOQUE 1
El ruido metálico del oxidado tacho que le acerca Metralla sirve de fondo para la frase de Quiroga: “¿Sabés en lo que te estás metiendo?” Con la vista fija en él le “disparó” a quemarropa uno de sus últimos cartuchos, quizá el último, para lograr salir de  allí. Conocía los rasgos psicológicos de Metralla…recordaba todo su prontuario…No era un tipo violento. Tampoco había tenido grandes causas, solo cayó fuerte arrastrado por la banda del Negro. Metralla, era un apodo sobre un pequeño tartamudeo que todavía era visible al hablar. Nada ver con la violencia. La mirada que devolvió no fue de rechazo. Quiroga subió la apuesta: “Si contactas a Pezoa él te puede ayudar a zafar de esto y a mí me puede liberar”. Ya no sonreía socarronamente. Escuchaba al policía que, sin duda, reflotó miedos internos. Era mucho en lo que estaba involucrado: Raptar y seguro matar a un ex jefe de Homicidios de la Federal…era demasiado. “Sabés lo importante que es Pezoa en su laburo”. Metralla solo lo miraba seriamente. “Pensalo, estás libre y no tenés que volver a la cárcel” “Si el negro cae…estaba vez va ser definitivo” “Vos no tenés que vengarte de nadie…y de esto, Pezoa y yo te hacemos zafar”. Las palabras giraban una y otra vez dentro del cerebro primario de Metralla. Quiroga se preguntaba si tendría resultado su estrategia…Se sentó en el suelo apoyando su cabeza en la pared, cansado…se pudo escuchar un pequeño golpe de su nuca contra ella. Metralla salió por esa maldita y única puerta llevando adentro un dilema. Su silencio, ante las palabras, era un buen indicio.
BLOQUE 2
La familia unida en la búsqueda de Adalberto, el amor de Bárbara. El padre ejemplar…el policía de alma que también tenía a la federal en vilo. Las reuniones en la casa se sucedían…habían localizado la última señal del celular…pero eran piezas de un rompecabezas. Pezoa le comunica a Pablo, hijo de Bárbara que  estaba buscando sospechosos entre los que habían puesto presos en los últimos años…tampoco descartaba una venganza de ex policías con cuentas para saldar con ellos o... ¡Cualquier cosa! …Pezoa había llamado a un colega, Ramírez, que hacía lo que él por su estado no podía. Todos buscan a Quiroga. Pasaron tres días y ninguna comunicación. Bárbara rezaba con fe y desesperación. Trataba de estar entera, especialmente por la hija de Quiroga, Ariana, que realmente estaba desconsolada. Martín ayuda a la policía con datos, búsquedas, deambulaba por todos lados donde imaginara podía tener algún indicio. Los hospitales, las pericias al  auto, todo estaba en revisión. En un momento de la tercera noche, Bárbara, se encerró en el baño y lloró silenciosamente, acallando dentro de él los gritos de desesperación que hubiera emitido. Nadie escuchó y percibió ese momento desconsolado y solitario donde salió a relucir toda la angustia contenida.
BLOQUE 3
Pezoa analiza con un ayudante algunos personajes que pasaron por la vida de Quiroga. Había varios con motivos suficientes para odiar al policía, incluyéndolo a él, su mano derecha. Entre nombres e hipótesis una llamada ilumina la cara de Pezoa: Metralla Gomez se comunica con él y comienza a contar sobre Quiroga. Antes se asegura una y mil veces cuál va ser su rol y como iba a zafar de esto. Pezoa no duda en ningún momento, sabe que Quiroga hizo algo para convencer a este hombre. ¡El comisario estaba vivo! Ahora había que buscar la forma de liberarlo. Mientras, Quiroga, recibía un tremendo baldazo de agua helada y un grito: ¡Despertate!
FIN DEL CAPÍTULO

CAPÍTULO 4
BLOQUE 1
El “dulce” despertar volvió a la triste realidad al comisario. ¡Sí, comisario! Nunca había dejarlo de serlo aún retirado. La vocación lo iba a acompañar hasta el día de su último suspiro. Al abrir los ojos se encontró con la cara sonriente de “Dedos”, que agachado frente a él, lo miraba sonriente, como gozando a un hombre en estado de indefensión. Lo observaba moviendo su cabeza para un lado y para el otro viendo como el agua recorría el rostro de Quiroga. Detrás, en  la misma  mesa de madera, Díaz dice: “Tenés que estar despierto ortivón”.  Disfrutar cada momento de los que vendrán. Dormir es perder el tiempo cuando uno tiene cosas importantes que hacer. Estuve analizando varias cositas para vos.” Comienza a relatarle una a una produciendo en el comisario estremecimiento en todo su ser.
Puedo secuestrar a tu hija y hacer que Dedos la viole delante tuyo, le dice. Las “estrategias” se suceden: Traer a tu esposa y matarlos juntos, o secuestrar a sus nietos, siempre con vos consciente de lo que está pasando. Terminar de reventar a Pezoa tampoco estaría mal y, ¿Por qué no?, hacer todo esto junto. Mientras El Negro desplegaba todo su arsenal de posibles atrocidades, la entrada de Metralla, su saludo despreocupado: “Hola chicos”, desvió la atención. El Negro le espetó: “¿Donde carajo estabas?” La excusa de la visita a su novia y la mirada que cruza con Quiroga, abren una luz de esperanza en ese hombre atrapado.
BLOQUE 2
Pezoa guardó el secreto de la comunicación con Metralla. Se salía de la vaina por decirle a la familia que Quiroga estaba vivo. ¿Pero si era una mentira? ¿Si Metralla fallaba o hubiera hecho esto por algún motivo sin saber que había pasado  luego del secuestro? Después de todo lo único que hizo fue decir que lo tenía el Negro, que estaba vivo y preguntar cómo iba a zafar él. No dio lugar de escondite ni…casi nada más. El detective solo esperaba una nueva comunicación y empezó a rastrear al negro. Llamadas, datos que se cruzaban, todo lo relacionado con la banda del Negro estaba en la mira. Una casa en las afueras del pueblito llamado Ranchos, la cual había sido allanada en su momento para detener a gente de la banda, llamó la atención de Pezoa, que con un chasquido de sus dedos le indicó Ramírez que preste atención a ese lugar. El chasquido era muy habitual en él cuando creía haber “Dado en la tecla”.
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No tuvo necesidad Pezoa de investigar sus sospechas. La nueva  llamada de Metralla trae consigo la confirmación del lugar y antes, todas las “retribuciones” que esperaba por su información. Sabía que podía confiar en Pezoa, y éste, ahora sí, estaba confiando en Metralla. El momento de liberar a Quiroga sería esa misma noche. Solo estaría Metralla. Lo demás caería solo. La puerta se abre, en silencio Metralla retira arrastrando el oxidado tacho, no levanta la vista ante un Quiroga expectante. Antes de irse, segundos apenas, le dice: Esta noche te vas, tu amiguito te viene a buscar. Quiroga se sienta y apoya su nuca por centésima vez en la pared…un suspiro de alivio suelta la angustia contenida. Se escucha la cerradura de la puerta cerrarse, quizás, por última vez.
FIN DEL CAPÍTULO

CAPÍTULO 5
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Las horas se le hacen interminables. Se sienta, se para, camina y vuelve en el pequeño metro que la cadena le permite alejarse. El arrastre de ésta en el mosaico suena como fondo de la angustia que siente. El infierno está en ese metro. Se interrumpen todos los pensamientos del comisario ante la entrada de sus tres carceleros. El Negro, con mirada altiva y el odio dispuesto a salir de sus entrañas. Metralla con la vista dirigida al suelo sin mirarlo a los ojos. Dedos siguiendo a su “amo” con la mirada de un ser nacido para cumplir órdenes. Un lacayo servil que se mueve como si no tuviera alma. Dirigido como un muñeco de ventrílocuo. El Negro sigue con su trabajo psicológico ahora averiguando exactamente y por boca de Quiroga, como hizo para hacerlo caer preso. Quería detalles de algo que nunca pudo o no quiso comprender. Ante una contestación del comisario que no le gustó se acercó y le encajó, si le encajó, un tremendo puñetazo que le partió el labio. Fin de los “buenos modales”. Ante la recriminación de Quiroga remarcándole lo cobarde que era pegándole a un hombre esposado, una tremenda patada de Dedos sobre la ingle derecha lo dejó retorciéndose de dolor.
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Pezoa le informa la noticia que Quiroga está con vida a Bárbara y a Ariana, que estallan en un llanto repleto de alegría. Se abrazan, se besan, y casi se tiran encima del detective, quien quiso darle la noticia personalmente y con unas incómodas muletas dio cada paso de entrada al edificio y luego al departamento de su ex jefe. La liberación sería inminente pero, como todo buen policía, no abundó en detalles de la forma ni el momento exacto. Las preguntas eran miles, las respuestas, sólo las necesarias. Pezoa les pidió que hasta que se produzca la liberación, no digan nada ni a los hijos de Bárbara. Sólo como precaución. La mujer empezó a tener conciencia que la liberación todavía era una difícil tarea a realizar. Irina recordó historias que el papá le había contado sobre unas tensas liberaciones de rehenes. El detective le pidió prudencia pero les inspiró confianza. Un llamado al celular le indicaba que la operación se iba a realizar en menos de una hora. Bárbara intuyó lo que le habían avisado pero la “Cara de póker” de Chiquilín, como lo llamaba Quiroga, la hizo dudar.
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El grupo GEO de asalto, cuatro móviles particulares atestados con policías de civil y acompañados por el ayudante de Pezoa,  Ramírez, estaban llegando al lugar donde estaba Quiroga. No se esperó hasta la noche como se lo había pedido Metralla. La sorpresa, incluso para éste, haría todo más simple y con la posibilidad de detener a todos, incluso al Negro Díaz, pieza deseada para los cazadores policiales. Comunicaciones entre las radios de los autos. Instrucciones del comandante del grupo Geo a sus hombres, todo era el preludio del objetivo: Rescatar a Quiroga y si es posible detener a la banda. Todos estaban informados que Metralla era el soplón y había que resguardarlo, pero también sabían que la sorpresa podía jugarle en contra y tener una reacción impensada. En la casa, el Negro estaba cada vez más violento, ya no solo con presión psicológica sino con maltrato físico. Su odio afloraba con intensidad. Metralla ya se sentía incómodo, Dedos acompañaba a su jefe hasta en los gestos. En medio de ese ambiente Quiroga trataba de mantener su dignidad soportando preguntas sin repuestas y golpes. En un momento de silencio total, justo en ese momento, donde no había palabras ni ruidos, la puerta se abre violentamente y el grupo de asalto entra a la casa como solo ellos saben hacerlo. Sorpresa total. Dedos intenta disparar y es abatido con un certero balazo en el pecho. Quiroga se agacha lo más que puede para no ser herido. El Negro, como todo cobarde, solo atinó a dirigir su última mirada de odio hacia Quiroga y casi en el mismo momento levantar sus brazos en síntoma de entrega total. Metralla quedó inmóvil, en el mismo lugar donde estaba, solo levantó sus manos para ser palpado. Ramírez, emocionado entra detrás y vé a un hombre al cual admiraba, sucio, golpeado, atado a una mugrienta cadena y esposado. La emoción de encontrarlo vivo lo hace dirigirse hacia él, inclinarse y tomarle la cara con ambas manos, mirarlo a los ojos, y decir con palabras salidas de lo más profundo de su corazón: “¡Comisario!”. Lo abraza apoyando la cara ensangrentada de Quiroga en su pecho, como si fuera su padre herido. Así lo sentía. Los dos quedan abrazados por un minuto donde se transmitieron años de sentimientos y sensaciones. De fondo, se escuchaba a los demás policías con todos los ruidos típicos de la situación. El comandante de GEO, otro viejo conocido de Quiroga se acerca y le pregunta: “¿Estás bien Adalberto?”- El comisario levanta la cabeza “asfixiada” por el abrazo de Ramírez y le responde: “Sí Quique, estoy bien y demás está decirte que me alegra verte”  Una sonrisa de los tres y la palmada del camarada en  la espalda de Quiroga, cerró la escena.
FIN DEL CAPÍTULO

CAPÍTULO 6
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En la comisaría del pueblo de Ranchos, acostumbrada a la tranquilidad del lugar, los agentes y su comisario sentían una mezcla de responsabilidad impensada mezclada con “cholulismo” ya que “grandes” de la Federal estaban allí rodeando a Quiroga, el cual fue curado y revisado por forenses. A eso se sumaba la detención de un tipo como el Negro Díaz. Fiscales, juez, policías federales, todos los actores para que Ranchos tuviera años de qué hablar. Tecleos de viejas máquinas de escribir, llamadas, radios con comunicaciones abiertas sonaban como fondo del pequeño lugar. La gente afuera, acostumbrada a dejar las puertas abiertas, las bicicletas en la calle, los autos sin alarmas de pronto fueron testigos de un tiroteo con muerte, rescate de un “Grosso” como Quiroga, detención de un mafioso, todo, absolutamente todo. Algún vecino del lugar con inquietudes artísticas hasta pensó que algún director o productor cinematográfico podría filmar una película que llevaría el título: “Rescate en Ranchos”. La verdadera historia realmente tiene  final feliz cuando llegan al lugar Bárbara e Ariana, la emoción del abrazo de Adalberto con ellas acalla todo… paraliza… los testigos de este encuentro “sintieron” la energía del amor de pareja y el filial en su más pura expresión. Nadie dio la orden pero todos dejaron de lado lo que estaban haciendo para, simplemente, observar ese duro hombre golpeado, abrazando a las dos mujeres de su vida, una con cada brazo, y los tres unidos por los de ellas que rodeaban el fuerte cuerpo de este comisario que ahora era, nada más ni nada menos, que un padre y esposo amado y que ama. En ese instante sin palabras el pecho de Quiroga parecía más grande para apretarlas sobre su plexo. El llanto emocionado cerró el primer capítulo del reencuentro tras la angustia de no saber si lo iban a volver a ver con vida.
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La vuelta a casa acelera la recuperación de Quiroga. Siempre dijo que es imposible recuperarse totalmente cuando te secuestran, pero él es un profesional supuestamente preparado para estos avatares. ¿Se puede preparar a alguien para una situación límite sin haberla pasado realmente? Cuesta creer que sí. Se le puede dar armas psicológicas para sobrellevarla pero…cada uno reacciona de distinto modo.  Asado con  toda la familia, los hijos de Martín que corren por toda la casa, Bárbara que ríe como nunca, el otro hijo de Bárbara, Pablo con su amada Yoani y el bebé  que cumpliría muy pronto dos meses de vida, Ariana y su novio. Voces alegres, música suave, platos y vasos que pasan de mano en mano y Quiroga…mirando todo como si fuera la primera vez…como si nunca lo hubiera vivido. Ante lo sucedido hay algo que sí es seguro le sucede al comisario: Valorar más que nunca esos momentos. Final con Ariana cantando con su dulce voz y acompañada por una desafinada familia que haría llorar a los integrantes del Coro Kennedy.
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Pezoa y Quiroga cumplen con su palabra. Metralla es ayudado legalmente para hacer más benévola su situación. El comisario trata de superar la sensación de qué alguien por detrás puede aparecer y apuntarlo sin darle chances. Toma precauciones por alguna otra venganza de la banda. En su casa con Bárbara viven el amor como nunca…más que siempre. Están solos por primera vez luego del rescate. Cada abrazo, cada sonrisa, cada beso tiene el valor acrecentado por lo vivido. Un llamado rompe la magia: “Comisario, el Negro Díaz se escapó”.
FIN DEL CAPÍTULO


CAPÍTULO 7
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Ramírez es quien le avisa  la mala nueva. Le cuenta, en forma resumida, que en su traslado a Tribunales para declarar, el Negro se escapó cuando en un baño redujo, ayudado no se sabe por quién, al guardia que lo acompañaba. “¡En pleno tribunales!” exclama Quiroga. Los años de oficio le hicieron “oler” que detrás de esto había algún corrupto traidor vestido de policía. No solo el Negro tenía traidores como Metralla, que lo hizo para salvar su pellejo. Dentro de la fuerza los traidores tenían menos convicciones y causas que Gomez para convertirse en traidores: Lo hacían por un puñado de billetes. Triste. Muy triste. Eso lo afectaba más que la huída del Negro. Toda su vida trabajó para dignificar la Federal y cuando aparecía algún corrupto su corazón quedaba herido…muy herido. El tono de voz cambiado…invadido por la tristeza, hizo que Bárbara se diera cuenta que algo grave había pasado. Abrazados en el sillón de dos cuerpos Bárbara respeta el silencio que habla por sí mismo. El concierto de Aranjuez se escucha suavemente como fondo…el dolor y la preocupación estaban siendo aplacados con el amor de su mujer y  la música que llega al corazón.
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Yolanda. Yolanda Isabel Restelli. “La Yoli”. Amante primero y pareja después, del Negro. Poco conocida en la historia de él, ya que hacía años que se habían separado. Bastante antes que  se hiciera “famoso”. Pero el Negro, precisamente amparado en esa parte de su vida poco conocida, recurría a ella en los momentos cruciales. Olvidaba que se habían separado porque ella tenía adicciones severas: Cuando se drogaba inyectándose lo que venga, llevaba la lujuria a lugares impensados  acostándose con camioneros, o en bares de mala muerte con el que se le presentara…su adicción y enfermedad psicótica hacían que necesitara llegar a extremos para escapar de una infancia privada de afectos y con reglamentos estrictos para cumplir. Por eso, quien sabe, se enganchó en su juventud con el Negro, un delincuente que daba sus primeros pasos. Todo lo contrario a lo que hubiese querido su padre, que fue quien la crió  con mano dura ante la muerte prematura de su madre. Pero el Negro también era lo que se llama un castigador. Aunque lo amaba y siempre lo amará. Por eso lo recibe aunque desaparezca por años. Ante su decadencia total, las apariciones de Díaz la remontan a otros tiempos, de enfermedad pero con juventud. Para él, ella seguía siendo lo más confiable. Cree que alguna vez la amó. Cree, ya que en tanto tiempo, su corazón endurecido no le hace reconocer los sentimientos. La puerta de madera de la humilde casa de aquél pequeño pueblo de la campiña entrerriana se abre ante su presencia. El ruido que produce cuando roza el desnivelado piso de cemento alisado, no impide que se abra de par en par para recibirlo: “Hola…pasó” dice ella, como si lo esperara…”Yoly” solo dice él.
BLOQUE 3
Tres cosas primordiales ocupaban a Quiroga: 1) Saber exactamente quien hizo escapar a Díaz  2) Recapturarlo 3) Cuidarse las espaldas ya que el león estaba herido y con sed de venganza. Esa mañana Bárbara lo despide con todo su amor respetando los silencios de él. En vano era decirle que se cuide. Su profesionalidad estaba por sobre todas las cosas. Ese hombre atento, cariñoso, afable, contador de cuentos, amigos de las grandes charlas de sobremesa…se transformaba en un profesional silencioso y ensimismado en lo suyo. Era el momento que Bárbara sabía respetar. Las reuniones en su oficina de retirado se sucedían unas tras otras. Pezoa tranquiliza a Metralla dándole protección. El Negro ya no tenía lo poco que le quedaba de la banda desbaratada, estaba acusado de secuestrar y torturar, pero sin duda, tenía contactos que le permitieron escapar. Estaba en retirada por su poder recortado, pero con ayuda podía intentar cumplir con su premisa: Venganza. Incluyendo a Metralla, por supuesto. Aunque el premio mayor era Quiroga, artífice de su caída. El comisario llama a Pezoa y con ese tono de voz seguro y que tanto conoce su ayudante le dice: “Tengo un idea”. Se escucha por el celular, el ruido del auto al arrancar. “Voy a verte, en 15 minutos te lo cuento personalmente…es mejor así”.
FIN DEL CAPÍTULO.


CAPÍTULO 8
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Los quince minutos fueron eternos para Pezoa. Tantos años con “El comi”, como lo llamaba en la intimidad, le sirvieron para aprender que cuando le “Venía la inspiración” escucharlo, resulte o no, le contagiaba pasión y sabiduría que a él también lo harían un mejor policía. Pero también la impaciencia tenía que ver con la huída del negro: Sin duda estaba en peligro la vida de su maestro, y también la propia. El ruido del motor del coche del comisario llegó a sus oídos, en el antiguo y reciclado departamento, tipo pH, que compartía con un copropietario y que en común tenían un corto pasillo. Pezoa estaba en el del fondo y escuchaba perfectamente la mayoría de los ruidos callejeros del tranquilo barrio de casas bajas. Los pasos firmes por ese pasillo anunciaban su llegada, con esfuerzo, Pezoa se trasladó con sus muletas a franquearle la puerta. Después de todo, su resistencia a formalizar convivencia con su novia, la médica clínica  Mariana Restivo del Hospital Curie, hacía que pase muchas horas solo en su agitada convalecencia. Sentados en la amplia mesa del comedor diario, Quiroga con su espalda bien apoyada en el respaldo de la silla, sus brazos extendidos con sus palmas apoyadas en la mesa, una postura que utilizaba cuando iba a desarrollar un tema le dice “ Mirá Pezoa, el Negro está loco conmigo y si antes lo estaba con vos, ahora lo está más. La banda la tiene desarmada, pero contactos con tipos dispuestos a todo consigue. Como no se puede exponer porque sabe que lo estamos esperando, debe estar escondido en alguna madriguera desconocida y bien disimulada. No podemos vivir  pensando cuando va aparecer, si aparece, o si manda un matón que puede afectar, incluso a tu novia o tus viejos o a mi familia. Vamos a usar soplones conocidos, todos los que sean posibles para tocarle el amor propio. Que le llegue a sus oídos que me vanaglorio de las victorias que tuvimos contra él. Usemos medios de comunicación con noticias que lo provoquen, que lo hagan querer matarnos con sus propias manos”. Pezoa escuchaba atentamente: Era una idea conocida, pero la sabiduría con qué Quiroga aplicaba estos planes marcaban la diferencia. “Tenemos alguno en la fuerza que lo ayudó a escapar, usémoslo, aunque todavía no sepamos quien es” Continuó con voz firme y apasionada. Pezoa levantó la taza de café cortado con leche y la ubicó en posición para realizar un brindis simbólico. Quiroga, hizo lo mismo. El ruido de las tazas al chocar, selló el acuerdo del camino a tomar.
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En algunas revistas que profesan el llamado periodismo amarillento y que tienen grandes coberturas de casos policiales, aparecen declaraciones de Quiroga siguiendo el plan. Vanagloriándose y haciendo hincapié en su trayectoria. Todos los soplones de la Federal, difundían lo que él quería. Los  jefes actualmente en ejercicio, especialmente el Comisario y jefe de Homicidios, Raúl Novara, que desempeñaba el cargo que en su última gestión ocupó Quiroga apoyaban el plan y eran los únicos que lo sabían. Hubo allanamientos con detenciones en varios lugares que estuvieron conectados con el Negro, que hasta ese momento seguía prófugo.
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Yoly, acostumbrada a vivir al límite con sus adicciones solamente apaciguadas con la edad, creía vivir de nuevo la pasión de los 20 años. Después de todo, siempre quiso tener al Negro al lado de ella, haciendo “Vida de hogar”. Pero éste, estaba inquieto. Le llegaban noticias de Quiroga de todos lados. La mayoría de sus amigos, estaban presos o demasiados ocupados en “zafar” y él no era un buen camino. Tampoco quería dar pistas de donde estaba, la casita de Yoly era todavía un lugar seguro. Comenzó a ponerse nervioso y la mujer era quien aguantaba sus cambios de humor. Se sentía preso sin estarlo y encima acrecentaba su odio contra Quiroga y también Pezoa. Con Metralla, tenía sus dudas, no sabía exactamente si él lo había traicionado. Los tangos y milongas de todo tipo que escuchaba en la radio todo el “Santo día” como le decía Yoly, lo alejaban un poco de sus preocupaciones. Cavilaciones que lo estaban volviendo loco ante la inacción. De pronto en un canal de cable, mientras Yoly buscaba una telenovela venezolana un comentarista de temas judiciales y policiales de un conocido noticiero dice como última frase de su comentario: “Definitivamente, Díaz tuvo el éxito de su huída pero está en retirada .Los golpes del Ex Comisario Quiroga primero con su detención cuando la banda arrasaba y luego con su liberación, parecería terminar con la carrera del Negro, y toda la Federal piensa que pronto quedará nuevamente encerrado. Mientras se investiga quien ayudó al escape del delincuente…” Distante a más de 300kilómetros, Quiroga escuchaba lo mismo en su casa, saboreando las palabras del periodista y disfrutando de su amor con Bárbara...hasta en eso, las diferencias con el Negro eran abismales.
FIN DEL CAPÍTULO


CAPÍTULO 9
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Quiroga sabe que la estrategia de esta batalla marchaba por el buen camino. Pero faltaba para ganar la guerra. Pezoa, su familia y lógicamente él mismo estaban más expuestos que nunca. Bárbara lo apoyaba, los hijos de ella también, su hija igual pero ninguna vigilancia puede detener a un personaje siniestro que lo culpaba de todos su males. Por eso, lo principal sería enojarlo tanto que quisiera enfrentarse cara a cara con él…sin afectar a nadie más. Se había comenzado un sumario contra los guardias que lo vigilaron en su huida. Tenía una espina clavada con ese asunto. Nadie que ama ese uniforme puede hacer escapar a semejante personaje. Repasaba hoja por hoja el expediente del Negro, buscando un resquicio para saber donde podría estar escondido. Pero nada nuevo aparecía en el horizonte a pesar que sus amigos jefes hacían todas las redadas posibles. Llamadas que iban y venían….dos semanas sin novedades.
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Yoly estaba preocupada, el Negro le dijo que al siguiente viajaría hacia Buenos Aires. Se había rapado totalmente su grueso pelo negro y su barba y bigote de varios días junto con los guisos de Yoly que le hicieron aumentar un poco de peso habían variado su fisonomía. Un gorro y campera con cuello enorme hicieron el resto. Yoly fue hasta la pequeña terminal y sintió el ruido de la puerta del micro cerrarse y el mismo arrancar hacia su destino. No había intentado convencerlo que no vaya. Conocía que el Negro cuando tomaba una determinación no volvía atrás. Hay cosas en las personas que no cambian con los años. Cuando la saludó desde la ventanilla sólo levantando el brazo como obligado, Yoly temía que no volviera nunca, que esa “dicha” de tenerlo con ella, termine en ese viaje. Ni siquiera le preguntó para qué iba: Nunca se lo diría.
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Dos balazos en la cabeza y uno en el tórax con salida por la espalda, terminaron con la vida de Metralla. Había ido a visitar a su hijo de 6 años, a espalda, incluso, de Pezoa, que le había pedido que no lo haga todavía ya que no sabía si el Negro conocía que él lo entregó. Pero el Negro no lo sabía. Solo sospechaba, pero si estaba casi en libertad pensó era porque recibió algún “premio”. Conocía donde encontrarlo…golpeó la puerta de la humilde casa de Temperley, entró amenazando a la ex esposa de Metralla y delante de ella y de su hijo disparó, sin mediar palabra, a quemarropa , Metralla  cayó ensangrentando sobre las vías del tren eléctrico con el que jugaba con su hijo. Salió con tranquilidad, perdido en la oscuridad de la noche, desapareció. Tres días después, Yoly lo recibe nuevamente en su casa… ¡Volvió Yoly! Volvió. Estaba contento, sentía que había cumplido con su deber. De paso Quiroga no podría decir que estaba en decadencia. Él se iba a dar cuenta quien fue el autor y sentiría por lo menos respeto. Fue duro el golpe para el comisario y también para Pezoa, que estaba dando sus primeros pasos sin muletas. Bárbara tiene una conversación con su esposo tratando de convencerlo de que deje en manos de sus ex camaradas el caso. Es el miedo lógico de sentir que puede perderlo, ya que es evidente que el Negro está dispuesto a todo para cumplir su venganza aún a costa de ser detenido o muerto por cumplir con ella. Es un hombre enceguecido. Quiroga, con todo el amor y comprensión, le explica que ahora más que nunca hay que hacer que salga de su madriguera ya que alejado o no del caso, de hecho lo estaba oficialmente ya que era un ex comisario, el Negro lo seguiría buscando como lo hizo el día del rapto. Un beso y un abrazo le transmitieron a Bárbara toda la seguridad de quien está por el camino correcto. Al cerrar los ojos, a Quiroga le pareció que “escuchaba” los 3 disparos que abatieron a Metralla delante de su inocente hijo.
FIN DEL CAPÍTULO      


CAPÍTULO 10
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El comisario pasó la noche estudiando la historia del Negro para buscar algún resquicio que le permitiera ir a su encuentro. Su historia familiar era nula ya que sus padres estaban muertos, su hermana vivía en Chile y él no hubiera podido cruzar la frontera. Su última pareja había fallecido de muerte natural y  el único hermano que lo siguió cuando formó la banda estaba preso con prisión perpetua porque  cometió, además, el error de matar a su pareja por problemas caseros. Los integrantes  de la banda estaban en la cárcel o vigilados con allanamientos y demás yerbas. ¿Dónde estaba el Negro? El celular suena y le informan la descripción física que hizo la ex esposa de Metralla. Era él sin duda, pero por lo menos tenía información de su  nueva fisonomía. Mientras Yoly lo convence de ir a misa en la iglesia del pueblo. Allí la habían ayudado a  ella a enfrentar sus adicciones. Lo presenta como un primo, el Negro, mientras se escuchaba la voz del párroco hablando a sus feligreses y algunas letanías de fondo, pensaba que estaba bien mostrar esa faceta religiosa para no levantar sospechas en el pueblo.
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Los soplones seguían difundiendo palabras que no quería oír el Negro, con el comisario de estrella estelar y, aunque la federal lo tenía como sospechoso de ser el autor de la muerte de Metralla, públicamente lo ignoraban. Quiroga seguía apareciendo en los medios ya que con su agencia particular era “consejero” sobre seguridad en varias emisoras de radio. Aprovechando eso, hablaba sobre su secuestro y pegaba a la decadencia de Díaz y de su cobardía de estar escondido y no poder rehacer su banda. Las palabras retumbaban como bombas en la casa de Yoly. El Negro parecía un león enjaulado y muchas veces se la desquitaba con ella, que sufría en silencio para retenerlo a su lado. Cada noticia que recibía cambiaba el humor y la maltrataba con palabras hirientes y despectivas. El párroco de la iglesia, padre Mario, la vio un día llorando solita en un rincón de la iglesia vacía y se acercó a ella. Unos años antes, él recién llegado a la parroquia, había sido la llave para alejarla de sus adicciones. Le contó su angustia…confesó que el negro no era su primo sino una ex pareja y que creyendo reconquistarlo lo recibió, pero con su maltrato la estaba haciendo sufrir. El padre la reconfortó y le aconsejó que lo haga seguir su camino, que no lo retenga allí. No hizo falta que ella haga nada…el Negro se preparaba para partir de nuevo. Ahora sin barba ni bigote, con un poco de pelo en su cabeza y un gorro que lo hacían ver distinto. Yoly tenía sentimientos ambiguos: Un poco de alivio porque, por lo menos por unos días, iba tener respiro el maltrato que recibía y el otro, el de siempre la sensación de perderlo. El Negro vuelve a la terminal esta vez con una decisión: Matar a Quiroga. Ya nada le importaba más que eso. Las obsesiones dejan de lado otras cosas. La balanza no tiene equilibrio. Es eso o nada. Como siempre Yoly acompañó sin preguntar…En el fondo de su corazón sentía que algo malo iba a pasar. Nuevamente el micro acelera para perderse en la noche. Como antes, el brazo del Negro se agita levemente como saludo. Casi obligado, apenas lo levanta y lo mueve lentamente de izquierda a derecha de la ventanilla.
BLOQUE 3
El día estaba muy gris y hacía frío. Quiroga se preparaba para salir. Bárbara le avisaba que estaba listo el mate que compartían todas las mañanas. Conversan. Ella sentía miedo cada vez que él se iba, lo días de secuestro la habían marcado. Pero callaba para no preocuparlo. Él temía que el Negro ataque a ella o a su hija. La vigilancia que tenían no era garantía contra las sombras. Los dos, sin decirlo, sufrían por el otro…había un después desde la aparición del Negro. Sale de su casa  y a la hora 20, luego de grabar sus consejos sobre  seguridad en la radio que lo tenía contratado, tendría  un encuentro con gente de un canal de cable que quería  contratarlo. No se acostumbraba a ser tan público, pero pensaba que su experiencia podía ayudar a la gente a tener más información y ser precavidos. Después de todo, seguía, como toda su vida, luchando contra el delito. Sus recomendaciones eran útiles y sus historias de vida policial hacían acercar más la Federal a la gente. Muchas veces sospechada, muchas veces mal mirada, su misión era que se vean las cosas positivas. Ahora, se había agregado el tema del Negro y utilizaba estos canales. En el bar de Colegiales, se encuentra con los Hermanos Ordoñez, dueños de la productora. En el medio de la conversación se levanta para ir al baño. Apenas entra, da unos pasos y casi sin darse cuenta, como por acto reflejo, mira de reojo el pequeño espejo que mostraba la puerta de entrada, la cual sintió que se abría. Era el Negro. Su figura con un arma en la mano apuntaba directo a él. Dos disparos retumbaron como si fueran petardos adentro de una lata.
FIN DEL CAPÍTULO.


CAPÍTULO 11
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Quiroga se tiró al piso un segundo antes. Cayó pesadamente originando un sonido igual que si hubiera sido herido. La visión del espejo y sus rápidos reflejos desconcertaron por un segundo al Negro, que iba a gatillar nuevamente, pero antes el Comisario repelió con dos disparos directos al tórax de Díaz que cayó hacia atrás y fuera del baño inmerso en un charco de sangre. Su cuerpo quedó trabando la puerta, con sus piernas dentro. Gente que corre alborotada, gritos de mujeres asustadas, llamados con celulares a la policía, los hermanos Ordoñez que espían a través del espacio que quedó abierto y le preguntan a Quiroga ¿Cómo está? ¿Qué pasó? Él sólo responde, mientras se incorpora dolorido por un fuerte golpe en el hombro al arrojarse al piso, con un gesto levantando su mano en señal de estar bien. Se acerca al Negro y comprueba que está muerto. Siente una mezcla de alivio y pena. Nunca le gustó matar a nadie. Alrededor  de la escena, gente que iba y venía todavía sorprendida. Como fondo una sirena policial. Quiroga parado frente al cadáver, no salía del baño. Estaba en shock, procesando lo que había pasado.
BLOQUE 2
La noticia hizo explotar las redacciones de  los diarios y revistas dedicadas a policiales. Un viejo y sabio periodista en su editorial dijo:” Como en los viejos tiempos del lejano oeste, el comisario abatió al Negro Díaz, en un duelo personal…casi mano a mano, aunque el Negro, al igual que cuando lo secuestró, lo tomó por sorpresa desde atrás. Señores, se podría decir que en este duelo: Ganó el bueno. Final de la película como debe ser, la música la elije usted” Quiroga vuelve  a su casa, antes Pezoa lo encuentra al salir de hacer la declaración se miran y en silencio se abrazan como descargando allí toda la angustia contenida. Al llegar a su hogar, otro abrazo con Bárbara que corrió desde la clínica que dirige a  recibirlo. No emitía muchas palabras, estaba triste a pesar de todo, los que los conocían sabían que no era momento de comentarios, solo de abrazos por estar vivo, por haber concluido esta pesadilla enmarcada en el odio y la venganza. Al llegar su hija a  verlo, y decirle: ¡Papá! Le hizo caer unas lágrimas igual que cuando siendo niña se lo dijo por primera vez.
BLOQUE 3
Con ropa humilde. Con el color del campo en la piel. Tímida. Acompañada por una amiga que debía tener su misma edad, pero que parecía menor. Yoly fue a pedir el cuerpo del Negro. Esa mujer dolida había perdido el hombre con el cual, a pesar de todo, hubiera pasado el resto de su vida. Una parte grande de ella se fue con él. Mientras hacía los trámites e iba  de una oficina a la otra arrastraba los pies por los pasillos como si algo le pesara. Su amiga la acompañaba en silencio, solo la tomaba del brazo…Ese día en Buenos Aires, el frío y la humedad le calaban los huesos. Tenía una tarea que se había propuesto: Quería hablar con Quiroga. Solo quería conocerlo nada más, decía. La contactan con Pezoa y éste lo consulta con el comisario: “Si, decime donde se hospeda. Yo voy a ir a verla. Lo debe haber querido mucho para hacer esto y merece respeto”. Sin dudarlo, partió esa tarde al hotel donde ella se hospedaba. Cuando bajó a recibirlo en el hall de ese hotel económico de la calle Junín, la vio y supo que había hecho lo correcto.
FIN DEL CAPÍTULO


CAPÍTULO 12
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Yoly arrastraba los pies más que nunca. Se acercaba lentamente, su amiga la seguía un paso atrás. Ni el Comisario ni ella bajaron la vista hasta que se pusieron frente a frente. Estrecharon sus manos y enseguida ella le dijo:” Sé del odio que él le tenía. En los días que estuvo en casa pude conocer de cerca esa sed de venganza” Las palabras  le brotaban solas. Siguió:” Usted hizo lo que tenía que hacer: Se defendió. Pero él no era tan malo…” El Comisario entendía lo que le decía. Todos tenemos algo de bueno….y todos tenemos algo de malo... La mujer siguió su monólogo: “Cuando lo conocí ayudaba al padre en el campo…pero la mala “yunta” lo llevó a la ciudad y así empezó todo. Hasta ese momento habíamos empezado a vivir juntos, teníamos planes, ilusiones pero mi maldita adicción (Alza la vista al cielo como reclamando algo)” Le dice que quería hablar con él para explicarle que sabía cuando partió en aquél micro que nada bueno pasaría ya que el odio enceguecido no era un buen consejero. Que ella nunca lo había visto así, tan enojado y tan poco cerebral. Que lo perdone y lo comprenda. Quiroga estaba viendo el sufrimiento en alguien que tenía sentimientos sobre Díaz. No pudo dejar de comparar que en el mismo lugar de Yoly podía estar su familia. El odio llevó a tanto dolor. Viendo a esa mujer sufrir ahora más que nunca no se sintió ganador. Simplemente se sintió: Un sobreviviente de una mente desquiciada por la sed de venganza. Ella necesitaba hablar con él y respetuosamente la escuchó.
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Con la ayuda de Quiroga, Yoly vuelve al pueblo. Carga con el cuerpo de Díaz al cual entierra en el cementerio local. El padre Mario, se acerca a darle consuelo y dice las palabras finales. ¿Qué palabras puede tener la iglesia ante la muerte de un hombre que afectó a tanta gente? Palabras de comprensión y de perdón. Es la diferencia con lo terrenal. En éste a veces es difícil concretar el perdón. El dolor de Yoly dio algo de valor a la vida de este hombre.
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Quiroga no se sentía bien. La pesadilla de la sombra del Negro había terminado pero no estaba bien anímicamente. Se refugió, como tantas otras veces, en la lectura de libros de filosofía, que lo ayudaban a comprender ciertas cosas de los humanos. Teniendo como fondo música clásica se sumergía en ese mundo de sonidos y palabras que lo transportaba y lo hacía reflexionar. Nadie hubiera sido mejor compañía en ese momento. Por su mente pasaba el hijo y la esposa de Metralla que lo vieron morir cuando  había entrado en el mundo de los arrepentidos. De los que no querían vivir en la crueldad. Pensaba en la tristeza de esa pobre mujer que  toda su vida había esperado la utopía de que la vida llevaría a l Negro, su único amor que la rescataba de las drogas y el alcohol, a vivir en paz junto  a ella. Sintió en carne propia el sufrimiento de su familia ante su secuestro. Con ese último pensamiento, subió aún más el volumen del equipo musical y escuchó hasta el final la novena sinfonía de Beethoven. Al terminar se levantó de su sillón favorito y  llamó a Bárbara a la clínica: Quería escuchar su voz y decirle lo mucho que la quería.
FIN DEL CAPÍTULO


CAPÍTULO 13
BLOQUE 1
La mañana siguiente, sin decir nada a nadie, con su mente ya mucho más clara enfiló su auto hacia el pueblo de Entre Ríos donde pasó sus últimos días el Negro. Necesitaba ver ese lugar y hablar, si era posible, nuevamente con Yoly. Calculó que en tres horas estaría allí.
No se había terminado el caso con la muerte del Negro. Alguien lo dejó escapar en tribunales. Los guardias que estaban a cargo ese día pasaron a disponibilidad y tenían sumario sobre sus acciones. Pero ellos, quien sabe, tuvieron una distracción. ¿Quién dio la orden de llevarlo a ese baño poco seguro? Según los guardias no está claro ya que se pasaron la autorización uno a otros. Aparentemente vino del juzgado. Un secretario indicó que vayan a ese baño, justo a ése. Pezoa apuntó allí.
BLOQUE 2
La línea de investigación estaba en lo cierto. El infiel secretario fue sobornado por los últimos pesos del Negro. El padre era viejo conocido de la banda y en su momento también los ayudó. Siguiendo ese dato fue relativamente fácil lograr la confesión  de este delincuente con tareas judiciales. El juez fue clave en facilitar la investigación. A nadie le gusta tener un traidor en sus oficinas. Punto final. Será justicia.
BLOQUE 3
Quiroga estaba llegando. La tranquilidad entrerriana estaba al lado suyo, apenas hizo unas cuadras por la calle principal, se cruzó con  un viejo coche con altavoz arriba el techo y un hombre manejando y mientras por el micrófono, con voz metálica, nombraba los negocios del lugar que lo habían contratado. Le recordó épocas de los años sesenta en su barrio. Las puertas abiertas, las bicicletas sin candados, las casas sin rejas, le parecieron un paraíso de la seguridad. Pensó en lo mucho que se habría aburrido en sus comienzos como oficial de comisaria si le hubiera tocado estar en ese pueblo. ¡Pero envidiaba tanta tranquilidad y seguridad! Le hizo añorar otras épocas. Al llegar a la plaza principal, lo de siempre: La iglesia, la municipalidad, el hotel…Estacionó su auto para ir a tomar un café y ubicar la casa de Yoly.  No hizo falta, al pasar por la escalinata de la iglesia, un conjunto de personas acompañaba un féretro que salía, seguramente, de un responso. A leer el nombre del muerto un escalofrío le recorrió el cuerpo: YOLANDA ISABEL RESTELLI- Q.E.P.D- Cuando reaccionó intentó averiguar de qué había muerto. Lo miraban y no le respondían hasta que una señora con un  pañuelo en la cabeza le señaló a la amiga de Yoly, la que la había acompañado a Buenos Aires. Con lágrimas en los ojos la mujer le dijo:” La pobrecita se tomó un frasco de pastillas mezcladas con alcohol” Desesperada agregó:” No pude ayudarla”. La campanada que sonó en lo alto de la iglesia, hizo temblar el corazón del Comisario.
FIN DEL CAPÍTULO


CAPÍTULO 14
BLOQUE 1
Quiroga se quedó bastante tiempo dentro de la iglesia. Reflexionaba sobre todo lo ocurrido. Un lejano rezo a María se escuchaba como fondo. Pensaba en la tragedia que trajo el odio del Negro. Era preferible que estando libre hubiera tratado de armar su banda nuevamente y no concentrar tanto odio en su venganza. Trajo angustia a su familia, casi mata a Pezoa, lo hizo sufrir en cautiverio, mató a Metralla delante de su familia, ilusionó con su vuelta a esa pobre mujer Yoly, que luego tuvo que llorar su muerte y sumergirse otra vez en la depresión que la llevaron a este final. Demasiadas cosas. Recorrió el pueblo. Pasó por delante de la casa de Yoly, último domicilio del Negro, de fondo otra vez el “auto parlante” con sus propagandas. Su celular hacia horas había perdido señal y encima la batería estaba con carga baja. Ese pueblo lo había fascinado, lo sacó de la loca velocidad de Buenos Aires y allí sí, pudo pensar. Fue a comer comida fresca y casera en un pequeño lugar, mezcla de almacén y fonda, atendido por sus dueños, mientras de fondo sonaba una guitarra con buena música folclórica y un ignoto cantante la interpretaba. Miró el reloj y emprendió la vuelta, al  tomar la calle de salida, otra campanada distrajo su atención, pensó que lo despedía y le deseaba un buen regreso.
BLOQUE 2
La falta de noticias de Quiroga había puesto en vilo a Bárbara. No se comunicaba con el celular, no estaba en su oficina, nadie lo había visto. Hizo varias llamadas, incluso a la producción de la radio, a Pezoa…se le habían gastado los dedos. No quería asustar a nadie y no le avisó ni a la hija ni a sus hijos, pero estaba preocupada. El secuestro en manos del Negro, había dejado sus huellas. Una más entre todas las que dejó. Otra vez la pregunta: ¿Dónde está Quiroga? La respuesta por suerte llegó con un llamado desde la ruta del comisario. Contó donde había estado y el tema de la señal del teléfono…y se disculpó con su amada por haberse sumergido en ese lugar y la desgracia de Yoly y haber obviado que podían estar preocupados por él. La alegría de Bárbara era tan grande, que solo le dijo:” Vení pronto a casa que te extraño” La respuesta de él fue: “Voy  a casa pero prepárate que nos vamos a cenar a lo de Rolo” Un restaurant que frecuentaban y que les recordaba siempre, buenos momentos.
BLOQUE 3
Antes de salir a cenar, un llamado de Pezoa. El fondo musical era una banda de jazz, desde allí el detective lo llama a su jefe (Siempre lo verá como su jefe y guía) “Comi ahora que mis piernas están bien… quiero sentar cabeza” Quiroga le respondió con una carcajada y le dijo en broma si estaba borracho. Le agregó que por el ruido y la música estaba en un boliche. Pezoa contestó “Si vine solito a tomar una copa y escuchar un poco de jazz, usted sabe que las grandes decisiones de mi vida las tomé en soledad y con esta música.” Sin esperar respuesta siguió: “Le voy a decir a mi novia que vivamos juntos y es más: Quiero que tengamos hijos” Quiroga estaba feliz. Sabía del amor que la pareja se tenía. Solo dijo: “Si no estás borracho, te felicito” Enseguida le pidió que espere, llamó a Bárbara, le susurro algo al oído y ambos al unísono le dijeron: “Era hora cabeza fresca” La risas retumbaron en el teléfono, el jazz parecía que sonaba más fuerte.

FIN DEL CAPÍTULO