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domingo, 1 de marzo de 2020

LA OPERA VIVE ELLA

AUTOR>  ENRIQUE DI BAGGIO

La amaba desde siempre. Crecieron juntos en el pueblo de Orange dentro de la Provenza francesa. A ella Dios le había dado una voz excepcional consagrada en aquel festival de la ciudad de Avignon cuando era solo una niña. Él, de apenas 12 años, aún recuerda haber llorado de emoción escuchando a su amiga consagrarse.

Siguieron su camino cerca muy cerca uno del otro.La escultura lo atrapó a él y se convirtió también en un artista consagrado en el sur de Francia
Una noche al término de un concierto de ella en Nimes fueron a festejar en soledad . Pero esa noche no era igual a otras, se miraban distinto y sus manos se rozaron casi como acariciándose
El vino hizo sincerar sentimientos y se besaron apasionadamente por primera vez en la larga historia juntos. Dejaron de verse como amigos y bajo la luna de Orange caminaron hacia la posada.

Las palabras dejaron paso a las caricias y al encuentro de esos cuerpos que crecieron juntos. En esa habitación terminaba una amistad y empezaba un gran amor. Un amor agazapado que mostraba en el vaivén de esos cuerpos llenos de pasión que había llegado para quedarse. En cada orgasmo, el universo. Eran pieles hechas para sentirse. Era un encuentro genial de dos artistas que crecieron con los mismos valores y en una misma escenografía. Solo faltaba que el amor pegara el salto y se mostrara.Y allí estaba pleno, pasional.
Apoyado en la baranda del balcón fumaba un cigarrillo y la observaba  mientras ella dormía.Luces  y sombras de la noche mostraban su rostro y solo la miraba...En un momento, lo jura, sintió que esa voz única cantaba otra vez. Sí, estaba dormida, pero él más que nadie la conoce y sabe que la ópera vive en ella, única e irrepetible, la mujer de su vida.