Relaciones sin destino. De aquellas que raspan las rodillas...Paola nos cuenta.
Enrique Di Baggio
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Y sí nos imaginaba acurrucados después de un largo día, contándonos jornadas y las pecas, hablando de las cosas infortuitas que en tus labios dejarían de saber a mentira.
Que ya sé que a durar no estábamos destinados, pero quería probar cuántas veces se puede tropezar uno raspándose las rodillas sin terminar desangrado.
Que sé que no habrías seguido mi rastro, pero acurrucados en tu cama todo me sabía un poco menos falso.
Que dicen que la tierra es redonda y que algún día nos habremos de encontrar, pero yo le temo más a todas esas jornadas donde, desencontrados, peligremos con olvidar.
Que ya sé que a durar no estábamos destinados, pero quería probar cuántas veces se puede tropezar uno raspándose las rodillas sin terminar desangrado.
Que sé que no habrías seguido mi rastro, pero acurrucados en tu cama todo me sabía un poco menos falso.
Que dicen que la tierra es redonda y que algún día nos habremos de encontrar, pero yo le temo más a todas esas jornadas donde, desencontrados, peligremos con olvidar.
—Paola E. Haiat
