NO MÀS GRITOS EN LA NOCHE.

"Lo tòxico del veneno,  no es la dosis, sino el tiempo de aplicaciòn" Esa frase de Paola define este escrito donde su amor propio triunfa ante la violencia.

Enrique Di Baggio.

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Me quería a mí más que a ti, aunque a veces parecía lo contrario, aunque a veces terminaras pensando que me quedaría a pesar de todo. A pesar de esos gritos a mitad de la noche y esas palabras que no debieron ser pronunciadas, a pesar de que las flores siempre fueron para pedir disculpas y los "te amo" fueron un sustituto de "lo lamento".
Tú pensabas que te amaba más de la cuenta, como si yo pudiese estar ciega por lo que sea que sentía por ti.
Y no voy a mentir, porque una vez lo hice. Una vez sí te amé ciegamente hasta quedarme a altas horas de la noche justificándote como si estuviese en un juicio. Pero en ese juicio gané yo. Tú resultaste culpable. Y la condena que te impuse fue el adiós.
Porque me quería, mi amor. Me quería a pesar de lo que te quería ti. No dejé de amarme.
Entonces empecé a suponer que la violencia sólo existe cuando uno no tiene ni idea de su valor. Porque cuando uno se ama a sí mismo más que a cualquier otro entiende cuándo es hora de alejarse, de desintoxicarse; uno termina por entender que lo tóxico de un veneno a veces no es la dosis, sino el tiempo de aplicación.

—Paola E. Haiat