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viernes, 27 de octubre de 2017

UN AMOR EN ATENAS

ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.
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Compañeros, amigos. Compartían el trabajo de la agencia de turismo que contrataba servicios de paseos por el verde mar Egeo.
En Atenas lo rodeaban los teatros griegos y el Dios del amor.
La Plaka calle peatonal llena de bares era el lugar de encuentro para tomar una cerveza y...desearse cada vez más. 
Eran latinos en Grecia, eran dos que se deseaban.
Eran dos que evitaban lo inevitable. 
Una sonrisa de él, un gesto de ella.
Entre amigos se miraban como si nadie más existiera. Las risas y charlas de los demás sonaban como lejanas cuando estaban juntos. El alguna vez pensó en alejarse para no mezclarse en el trabajo con una historia que sería intensa. Tenerla cerca lo inquietaba. 
Ella recordaba las palabras de su abuela."Cuando conozcas a alguien especial tu corazón latirá más rápido y sonreirás sin motivo". Y la sentencia se cumplía.
 La razón no los pudo detener y en ese ascensor del apart que contrataban para alojar turistas,hicieron el amor.
La levantó apretando su cuerpo contra la chapa revestida,  las piernas de ella treparon en su cintura y una y mil veces entró en su interior con la salvaje pasión de un amor contenido.
La besó, se besaron, ella mostraba sus pezones endurecidos en los él  que paseaba su boca con pasión.
Piso 8 ascensor detenido.Dos cuerpos haciendo el amor.Humedades mezcladas, puertas cerradas, orgasmos que atraviesan la razón y vuelven loco al corazón. No hay nada que decir, el tiempo se detuvo sus labios se unieron deseosos como nunca.  
A la noche en el departamento de él la voz de Sandro los trajo de nuevo a su país. 
La historia esta viva y sonriente desde aquel ascensor que cobijó el deseo tantas veces contenido. Yo te amo, se decían.
 Allá afuera ellos sentían que los dioses aparecían y Eros el Dios del amor hijo de Afrodita, sonreía feliz.  
Amor latino en la ciudad de los dioses.
Ellos sentían con cada orgasmo que estaban en el monte del olimpo rodeados de casas de cristal desde donde los dioses reinaban. Llovía en Atenas y los gemidos del amor  se mezclaba con el sonido del agua. La Acrópolis iluminada parecía brillante, más brillante que nunca.


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