Sin autor no hay obra.
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Amigos desde siempre. Solo amigos, nada menos.
Sinceros, frontales. Compinches.
Viajaron a Italia en busca de la aventura con el grupo de siempre. Años juntaron dinero y soñaron con ese viaje.
Quedaron solos en aquel restaurant sobre el Mar Tirreno en la Piazzeta de Capri. A lo alto Anacapri. En la otra costa Sorrento brillaba de luces.
Pastas con mariscos y aquel vino Malbec que soltó aun más las emociones.
El lugar, la brisa marítima y las sensaciones les hizo sentir algo más que esa amistad de siempre. Corrieron bajo la lluvia que apareció de repente y se refugiaron bajo esa arcada juntos y abrazados...Allí un beso robado fue el preludio de esa noche enamorada.
Ya en el hotel en la habitación de él surcaron de besos sus pieles. Lenguas inquietas, humedades compartidas...El límite se había pasado...La historia no tenía retorno. Amigos ya no eran. Por culpa de esa noche llena de amor contenido y disfrazado de amistad.
Llegaban sus compañeros de ruta y solo restaba mostrarse. Felices y sonrientes dieron la buena nueva. Algunos suponían que pasaría otros no lo imaginaban. Un brindis entre todos por ese amor nacido.
La lluvía cesó...Y ya amanecía...El verde Tirreno mostraba su inmensidad. Una noche de sensaciones rompió la amistad y dio paso al amor...Distintos sentimientos.La pasión desatada, ya no tenía retorno. Capri comenzaba su movimiento.Ellos comenzaban su historia, otra historia. Distinta a la anterior.
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