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lunes, 20 de febrero de 2017

DIOSES GRIEGOS: LA VÌA LÀCTEA, LECHE MATERNA DERRAMADA POR LA DIOSA HERA.

 Ayer en la radio hablamos de la LA Vìa Làctea y la interpretaciòn de la mitologìa griega, que fue fuente de muchas teorìas filòsoficas y cientifìcas. Cuando màs entro a conocer sus teorìas divinas màs me convenzo que cuànto han influido en nuestra historia terrenal. Por eso es apasionante descifrar cada interpretaciòn. 
Otra vez apelo al Comunicador social MAURO GAGO y sus publicaciones. 
Enrique Di Baggio
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Segùn la Mitologìa griega el universo en su estado inicial era un CAOS. Se inicia una era con La diosa Gea, divinidad de nuestro planeta Tierra. Justamente, según los antiguos griegos, el orbe en el que vivimos permaneció errante durante mucho tiempo y sin un lugar estable en donde asentarse. Y en este trajinar “nómade” de la Tierra se acopla el mito del nacimiento de la Vía Láctea, la galaxia en la que vivimos. Ahora bien, ¿de dónde proviene el hecho de llamarla de este modo? Respecto de la noción de “Vía” nadie podría dudar que se refiere al “camino” que realizan los distintos sistemas planetarios (como el Sistema Solar), pero pocos saben la naturaleza del término “Láctea”.

El concepto proviene, una vez más, de la Mitología Griega y se refiere concretamente a la leche materna de la diosa Hera, la recelosa esposa de Zeus. Pero la historia comienza antes con la infidelidad del máximo dios del Olimpo con la mortal Alcmena, de cuya unión nació el mayor héroe griego, Heracles (o Hércules). El porqué del nombre del hijo de Zeus ya la hemos mencionado en otras publicaciones pero vale la pena repetirlo ya que revela de alguna forma la ira de la diosa y los intentos de Zeus y Alcmena por aplacar su ira. En ese sentido, el niño fue bautizado como Alcides en honor a su abuelo Alceo pero inmediatamente después de conocerse el odio de Hera hacia el bebé, fue rebautizado como Hera-kles (que significa ´gloria de Hera´), como si este escueto agasajo hiciera olvidar a la diosa más celosa y vengativa la nueva infidelidad de su cónyuge. Obviamente, la esposa despechada no se conformó con ello.




Zeus se metamorfoseó en el cuerpo de Anfitrión e intimó con la reina Alcmena, de cuya unión nació Heracles y desató el escándalo con Hera.
Zeus, conociendo los designios homicidas de su esposa, decidió que su hijo recién nacido bebiera la leche materna de Hera para que adquiriera cualidades de los dioses, por lo que mezcló a Heracles entre sus descendientes bebés (Ares  y Hebe) para que la diosa lo amamantara. Hera, sin percatarse del ardid, comenzó a darle el seno materno a Heracles, que succionaba con fuerza la leche divina; pero cuando la reina del Olimpo escuchó el llanto de su hijo Ares se dio cuenta del engaño y apartó violentamente a Heracles de su pecho, derramando kilómetros y kilómetros de leche que sobrepasaron las fronteras del Olimpo y se extendieron por todo el éter.
Hera amamantó a Heracles confundiéndolo con Ares pero al percibir el engaño, lo apartó de su seno y derramó leche por el éter
No obstante, la leche ingerida por Heracles bastó para que el niño alcanzara la fuerza olímpica de los dioses. Hera, por su parte, prosiguió en sus intentos de asesinar al hijo bastardo de su marido y envió dos serpientes a su cuna, aunque el extraordinario niño las lapidó con sus manos y se puso a jugar con los cuerpos inertes de los animales.
Pero más allá de la leyenda de Heracles, el punto es que el mito de la leche derramada de Hera suscitó la investidura de “láctea” a nuestra galaxia. A partir de ello, Gea, la divinidad que representa a nuestro planeta, se ubicó cerca de esa ruta láctica para nutrir al mundo de la fuerza de los dioses…

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