EN UNA NOCHE SIN LUNA...

Encuentros imborrables...Encuentros de juventud, un bar como testigo.  Paola nos cuenta...

Enrique Di Baggio

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Tenía unas cuantas calorías encima y tú unas copas de más. Y nos tambaleábamos por la felicidad de haber coincidido en un mundo tan grande y un bar tan pequeño.

Empezamos en una noche sin luna y para cuando era luna llena nos llenamos de besos los labios que estaban cubiertos de chocolate. Me juraste amor eterno cuando el amor escaseaba en nuestras vidas. Y empezamos a exigirnos lo difícil porque era más fácil.
Cuarto menguante y cuatro discusiones que nos conducían al mismo punto: un abismo donde éramos incapaces de distinguirnos por la oscuridad. Pero aprendimos a ser un par de luciérnagas y entendimos que exigíamos la luz de otro cuando teníamos luz nosotros mismos.
Me aprendí a querer y, de paso, te quise.
Y cuando eventualmente terminó, porque éramos muy jóvenes entonces y no sabíamos que desde el inicio debimos hacer las cosas diferente terminaste comiendo chocolates una semana y yo terminé tomándome una copa en cada bar por el que te vi pasar desfilando con tantos otros rostros y tantas otras historias.

—Paola E. Haiat