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jueves, 21 de mayo de 2015

COMO UNA ESCULTURA DE DONATELLO O UNA PINTURA DE DA VINCI

Al verla sintió que la irrealidad podía ser real. Una mujer mil veces imaginada por su inconsciente ...En las calles de Florencia. 
Podía ser una pintura de Miguel Angel, de Da Vinci o una escultura de Donatello. Allí estaba esa  belleza hecha mujer. 
En medio del lugar donde grandes genios del arte habían creado otras hermosas irrealidades que hacían reales. 
Ella había llegado a Florencia a visitar a una amiga en común. Era Argentina pero de pura descendencia italiana. 
Nunca olvidará esa cena donde la conoció, nunca olvidará esa noche. 
La sedujo de mil maneras...Como una obra de Miguel Angel no podía dejar de mirarla...No podía dejar de pensarla. 
Y un día  ella...Como esos cuadros que se descuelgan y van a parar a manos de quien lo deseo...También lo miró. Es seguro que ya lo había hecho antes, pero un día se lo demostró. 
Florencia es llamada la Atenas de la edad media, en aquel bar frente al Duomo ella correspondió con un beso unas palabras de él...En ese momento se sintió un Dios Griego lejos de cualquier tragedia. 
Y pasaron la noche juntos...Y la pasión los envolvió.
Los cuerpos parecían conocerse de antes...Iban y venían en movimientos perfectos...Adornados con besos y caricias que los estremecían. En un momento de pausa la luz de la luna que entraba por la ventana ilumino el perfil del rostro de ella...¡Una belleza irreal! Eso es lo que pensaba...A pesar de haberla besado de mil formas le parecía irreal. 
A veces uno tiene en su imaginación inconsciente una imagen que desea encontrar y sin buscarla cuando aparece estremece todo nuestro ser. 
La historia continúo en los meses siguientes y los cuerpos y las almas se siguieron encontrando...Esos dos, en plena Florencia, estaban escribiendo una página de amor que sellaron en el puente de Pont Vecchio sobre  las aguas del Río Arno que fue testigo...Y sí, si hasta las casas colgantes parecían moverse para saludarlos. 
Lo irreal se hizo real y allí estaban ellos para disfrutarse, porque ese amor era fuerte y verdadero. 

ENRIQUE DI BAGGIO

Sin autor no hay obra. 




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