TARDE DE DOMINGO

ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.
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Ese domingo a la tarde el cielo estaba gris y caìa pesadamente sobre la melancolìa de esta niña mujer triste. Muy triste por lo que creìa terminado.
 Èl, ese domingo no estaba con ella como siempre. Lo gris parecìa màs gris, la soledad daba vueltas y vueltas alrededor de ella  que  sentìa que su corazòn todavìa  reclamaba por algo que en la realidad parecìa definitivo.
Pero tambièn èl seguramente sintiò eso y cuando el crespùsculo llegaba solo tomo su llave y entro a verla como siempre. 
Nunca nadie dijo tanto sin hablar. Ella parecìa que lo estaba esperando. 
Mientras se acercaba a sentarse juntos en ese sillòn con historia solo se miraban a los ojos. La tomo de la mano y inclinò su cabeza sobre el hombro de ella mirando sin mirar la nada.
El silencio hablaba por ellos la manos entrecruzaban caricias. El amor y su vuelta reemplazò a la soledad en una imaginaria danza. 
Los corazones pedìan màs y asì lo entendieron.Sin duda habìa una luz todavìa encendida. 
Parecìa una tarde de domingo igual que las de siempre, juntos.  Pero ahora los habìa rozado la idea de perderlo todo.
Y los cuerpos, se encontraron...Y el placer los invadiò. Besos y caricias, cuerpos que se entregaron sin lìmites. El universo recibiò toda esa energia del reencuentro del amor y en  aquel ùltimo orgasmo se entregaron en cuerpo y alma quedando exhaustos.  
Otra vez eran uno solo...El corazòn asì lo quiso. 
Los corazones de ambos todavìa necesitaban ese amor.