Los celos, la ganas de saberlo todo, al inseguridad...Paola nos cuenta.
Enrique Di Baggio
.............................................................................
Ya no nos necesitábamos como al principio, pero nos queríamos. El ansia constante de tenernos cerca fue pasando, las ganas de escribirnos todo el día se terminaron: no era malo, aprendimos a darnos nuestro espacio. Y entonces las cosas tomaron ese lugar que siempre habíamos querido y estábamos tan seguros, mi amor, de que esa era la clave de la felicidad.
Pero después llegaron los celos y las ganas de saberlo todo. Llego una inseguridad en nosotros mismos, un ansia terrible de no creernos suficientes, llamadas para rescatar lo que se estaba perdiendo, desinterés... ¿Por qué no contestaste las últimas quince veces? No sabíamos estar sin el otro y lo sabíamos. Y eso lo volvía peor.
Terminamos por saber que ya no nos queríamos como al principio, pero era peor saber que nos necesitábamos.
Pero después llegaron los celos y las ganas de saberlo todo. Llego una inseguridad en nosotros mismos, un ansia terrible de no creernos suficientes, llamadas para rescatar lo que se estaba perdiendo, desinterés... ¿Por qué no contestaste las últimas quince veces? No sabíamos estar sin el otro y lo sabíamos. Y eso lo volvía peor.
Terminamos por saber que ya no nos queríamos como al principio, pero era peor saber que nos necesitábamos.
—Paola E. Haiat
No hay comentarios:
Publicar un comentario