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viernes, 28 de agosto de 2015

ME AYUDAS O ME CONDENAS.

Aquél escritor escribía sobre la libertad. Sus escritos eran un canto al ser humano libre e independiente. 
El pintor que más le gustaba tenía un estilo surrealista que mostraba una imaginación libre. 
Este hombre como todos buscaba que estos artistas confirmen sus pensamientos. Era su forma de vivir. Pero un día conoció a esa mujer increíble que se apoderó de sus sentimientos. Y ya no fue más libre...Recuerda el momento que una lluvia torrencial los hizo refugiarse en las galerías del museo. Se besaron por primera vez y no pudieron parar...La blusa mojada de ella traslucía esos pechos a los que tanto besos les dio. Corriendo tomados de la mano fueron a su departamento y se entregaron con pasión. Con una pasión que nunca había sentido. Los cuerpos estaban unidos como si siempre lo hubieran estado...Los besos eran los imaginados en sueños. En vaivén los movimientos eran perfectos y el estallido de los orgasmos los elevó vaya a saber a qué estrella. 
En estos dos años pasaron muchas cosas... Ella parece querer terminar la relación y él...Que honraba la libertad, sintió que estaba atado a esa mujer para siempre. Y no se siente bien con ello...Pero la historia final todavía no está escrita. 
La pregunta que se hace cuando está a solas, cuando la extraña es: 
¿Vale la pena depender tanto de un sentimiento? 
La respuesta puede ser variada...Cada uno contesta lo que siente. 
La verdad  nadie puede decir cual es.  Pero un día leyendo a ese escritor que tanto admiraba encontró la respuesta en una oración: El amor vale la pena, el amor es libertad...Es bueno sentirse acompañado, sentirse amado...Es malo, muy malo entregar la libertad a un sentimiento cerrado y dependiente de la decisión de otro. 
Cuando la ayuda o la condena depende de otro, la libertad está perdida. 

ENRIQUE DI BAGGIO




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