Que saben los demàs de nuestro amor... ¿Cuànto cuentan sus opiniones? Paola nos cuenta.
Enrique Di Baggio
...........................................................
Debimos ser más egoístas para aferrarnos a lo que queríamos y no a lo que el resto del mundo nos decía que estaba bien.
Debiste besarme hasta el fin del mundo aunque nos voltearan a ver, bailar en esa calle sin sentido alguno y comprar esas rosas sólo porque sí.
Debimos querernos más a nosotros que a quienes nos decían que nos hacíamos mal. No debimos escuchar a nuestros amigos que repetían constantemente que todo estaba mal, ¿qué sabían ellos de nuestro amor y de esas veces que en el cine rozamos nuestros dedos de forma que nuestras yemas se aseguraran de que el otro era real? ¿Qué sabían de nuestros sueños que creíamos imposibles pero que amábamos poner sobre la mesa?
Espantados, nos fuimos alejando. ¿Qué si ellos tenían razón? ¿Qué si me estabas matando?
La sentencia fue que nos consumíamos y no entendimos que las llamas no eran el infierno, sino el inicio del placer.
Debiste besarme hasta el fin del mundo aunque nos voltearan a ver, bailar en esa calle sin sentido alguno y comprar esas rosas sólo porque sí.
Debimos querernos más a nosotros que a quienes nos decían que nos hacíamos mal. No debimos escuchar a nuestros amigos que repetían constantemente que todo estaba mal, ¿qué sabían ellos de nuestro amor y de esas veces que en el cine rozamos nuestros dedos de forma que nuestras yemas se aseguraran de que el otro era real? ¿Qué sabían de nuestros sueños que creíamos imposibles pero que amábamos poner sobre la mesa?
Espantados, nos fuimos alejando. ¿Qué si ellos tenían razón? ¿Qué si me estabas matando?
La sentencia fue que nos consumíamos y no entendimos que las llamas no eran el infierno, sino el inicio del placer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario