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miércoles, 29 de marzo de 2017

LOS CANTELLI- El hambre...Formato para radio- (Cap 560)

ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.
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OPERADOR: MÙSICA LA FAMILIA UNIDA-

ERNESTO (A SEÑA): Estoy llegando a la parroquia en un mièrcoles otoñal con sol a pleno y temperatura agradable.
Allì està Beba, la mujer sin kilos ni años declarados, manejando la logìstica (¿Asì se dice?) de la oficina de las Liga de Madres lugar que es semillero de las madres del Vale, las que ofrecen su cuerpo para que en los pesajes la gente apueste y deje el aporte solidario para los comedores.
Y creo sin temor a exagerar, que darle de comer a una sola persona con hambre (La parroquia alimenta entre 250 a 300 personas por dìa) vale la pena cualquier cosa que se haga. 
No hay nada màs triste que una persona con hambre. ¿Se imaginan lo solo o sola que se debe sentir? No poder satisfacer una necesidad bàsica y un derecho adquirido. 
Y en el caso de los chicos...Todavìa es màs y triste y una forma de hipotecar a las pròximas generaciones con adultos que de chicos no pudieron desarrollar su cerebro por falta de alimento.
Hace unos dìas me acerquè a un señor de unos 50 años que hacia la fila para recibir el almuerzo en el comedor donde ayuda mi amada Teresa. Su mirada triste me atravesaba. Le pregunto su nombre, algo muy importante porque el nombre da identidad. Es una manera de sentirse individuo de entrada nomàs...Aldo me dice.
Me cuenta que vive en la entrada de la vieja Fàbrica de mosaicos que no funciona desde hace tiempo...Que ahì guarda sus cosas y tiene reparo bajo el techo de la entrada. 
Me cuenta su historia de abandono a partir de mal de amores y un trabajo perdido y desde hace 8 años su depresiòn lo llevo a este estado. Me dice algo que me deja pensando: " A veces valoro mi estado porque soy libre...Sin horarios, sin nadie a quien rendir cuentas...¿Usted, puede decirme que es libre totalmente? Hace todo lo que quiere?"
Me sorprendiò con la pregunta y me hizo pensar que tiene parte de razòn...Uno debe cumplir horarios, tener obligaciones, pagar, deber, todo lo que implica vivir en esta sociedad consumista. 
Con la mirada màs triste aùn, me dice: " Lo malo de esta situaciòn es cuando uno tiene hambre...Se siente solo, muy solo...No se imagina lo solo que se siente uno. Cuando alguien le acerca un plato de comida o algùn alimento o cuando yo puedo ganàrmelo es el momento que empiezo a valorar mi libertad, pero el hambre amigo, el hambre  no solo te puede matar sino que te rompe el corazòn por la soledad que se siente"
Les confieso me hizo caer algunas làgrimas...Ahora lo veo casi dìa por medio le alcanzo cosas, saco lo màs solidario de mi ser. Por eso la importancia del Vale y de lo que se logra en la parroquia con los comedores. 
Uno que es tocado por la varita màgica, y que tuvo oportunidad de viajar, ha visto de todo. Pero hubo una vez que me sentì asqueado con tanto consumo. 
Estaba de viaje en Parìs, tres dìas que pase por esa hermosa ciudad. Mi fallecida esposa me dijo que tenìamos que conocer las famosas galerìas Lafayette. Cuando abriò sus puertas cientos de personas del este y del oeste, del norte y del sur del mundo entraron como si fueran hordas asesinas. El lujo de ese lugar con relojes, alhajas, ropa etc valuadas en miles de dòlares... La avidez de esas personas por consumir...Me hicieron sentir mal. Comencè a sentir ahogos. Le dije a mi esposa que recorra tranquila que yo la esperaba en la calle. Esto que tan mal me hizo...Siguio al caminar una cuadras y ver un hombre, como Aldo, en situaciòn de calle. Pensè en lo que habìa visto hace minutos y el contraste con ese hombre abandonado a su suerte. Pensè en lo injustos que somos, en las desigualdades. 
Ahora a la distancia, despuès de haber hablado con Aldo, pienso que nadie es libre... Esos que entraron a la galerìa desaforados por las compras son esclavos, muy esclavos del consumo.
Aldo, o aquel hombre de Parìs pueden solucionar cierta soledad y abandono con un bàsico plato de comida. Los otros, nosotros...
Me fui pensando en todo esto, me fui pensando en el hambre y la soledad. 
Por suerte llego a la casa Cantelli, y allì està Silvia con sus mates preparados. Y compartimos el final de la mañana, charlando de nuestros hijos, de los nietos.

Rafa querido, con vos hablamos mucho de las desigualdades y tambièn que el consumismo era el mal de este siglo. 
Pensàbamos igual...Nos importaban y nos indignaban las mismas cosas. Por algo te sigo extrañando y vengo a compartir cosas con ellos, con tu familia mis amigos, Los Cantelli ¡Salud!

OP: MÙSICA LA FAMILIA UNIDA- 

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