ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.
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Las fantasìas son inevitables. Algunas quedan en eso, fantasìas, a veces increìbles y que incluso sobrepasan la moral media.
Son privadas y solo uno las conoce.
Pero un dìa amigos, viviendo en Sorrento, ante mis ojos apareciò la mujer que imaginè en mis sueños o en mi fantasìa.
Sì, tal cual, la que siempre imaginè.
Joven, con cuerpo perfecto, boca sensual y esos ojos verdes llenos de luz.
Le gustaba la mùsica como a mi...Por las tardes ensayàbamos para nuestras presentaciones en los conciertos. Entre los acordes de violìn y de piano nos fuimos encontrando, nos fuimos enamorando.
Un dìa lleno de sol charlàbamos en mi terraza frente al Golfo de Sorrento...Me parecìa haber vivido ese momento...¿Serà el eterno retorno del que hablaba Niesztche? Ese que nos lleva a volver a vivir momentos de otras vidas. O...Serìa mi fantasìa o mi sueño hecho realidad. Una realidad perfecta.
Cuando hicimos el amor por primera vez sentì sus temblores, ella sintiò los mìos...Me estremeciò como nunca. No podìa dejar de tocarla, de besarla...Ella se arqueaba, se movìa con placer. Era como si desde siempre se hubieran juntado nuestros sexos.
Fue la primera vez de las muchas que volvieron diariamente...Cuando entra el sol de sus ojos a mi casa.
Es nuestro lugar, es nuestro secreto...Es mi fantasìa o es mi sueño pero està aquì, al alcance de mis caricias, de mi mùsica, de mis besos.
Hoy es mi realidad, mi chica...¡Mi amor!
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