EL LIENZO YA NO ESTABA EN BLANCO.

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El corazón enviaba señales la mente lo traicionaba y se enamoraba de la persona equivocada. Amores no correspondidos...Algunos fuera de tiempo y otros en el tiempo exacto pero con un mismo final. 
Él era un pintor genial...Un artista exquisito. Colores justos, luces y sombras perfectas...Pero en el amor el lienzo estaba en blanco. 
Cuando en aquella exposición  ella lo fue a saludar sintió el corazón acelerarse...Su figura, su calidez y esa sonrisa espontánea lo llevaron otra vez a un mundo de sueños.
No podía dejar de mirarla, cuando ella  y le devolvía una sonrisa amable se estremecía. Nunca nadie antes, con solo presentarse había logrado tanto. ¿Sería este el amor correspondido que tanto buscaba? Para qué imaginar...Solo había que intentar averiguarlo. Nada lo detenía...Anotaron sus números de teléfono y los mensajes nocturnos, aparecieron también en el día y la ansiedad por tener una cita ya partía de los dos. 
Una noche se encontraron en orgasmos vibrantes, con cuerpos humedecidos de amor y pasión...Besos y más besos...Caricias que recorrían la piel centímetro a centímetro y sus lenguas mezcladas como si fueran una. Pasaron semanas y semanas de placeres compartidos.
Una noche, se quedó frente a la cama mirando como ella dormía...La luz de la luna la dibujaba...Las sombras de la noche la rodeaban y el cuadro que tanto deseo estaba allí..Frente a él, junto a él. Imaginó llevar esa imagen al lienzo en blanco del amor...Aquél que no podía llenar por no ser correspondido. Ahora sí, pintaría su mejor cuadro...Sus manos serían guiadas por una imaginaria música que le haría combinar los colores exactos. 
Amanecía, casi no durmió y sentado en borde de la cama fue observando como la luz iba cambiando sobre ese rostro perfecto... Su imagen y su esencia estaban intactas y al alcance de su mirada
 Acaricio su pelo, beso suavemente su cuello y ella entre abrió sus ojos...Un beso sentido y profundo que parecía no tener final, hizo que las palabras sobraran. ¿El sol? Ya brillaba como nunca.

ENRIQUE DI BAGGIO

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