Te tenía al lado y no me daba cuenta, pero algo me atraía de vos. A veces algo que decías o quizás una simple sonrisa.
Era, tal vez, la sincronicidad de las cosas que bailan en el aire...Manifestándose, provocando que cada pequeño concepto planteado por la realidad resulte burlado, víctima del magnetismo sublime que protagonizamos sin siquiera buscarlo.
Nuestras líneas se unieron como las líneas de mis manos que se unen mayormente para ir en búsqueda de las tuyas.
Mi boca acompaña esas manos y busca tus labios. Hay algo dentro de mi espíritu que me lleva a buscarte.
Te encuentro de mil maneras, te encuentro de todas formas, te encuentro siempre y eso es lo que me gusta.
La vida se puede describir en momentos buenos y momentos malos. Pero esta obra que estamos escribiendo siento, porque te siento, que todos los momentos en que nos conectamos son buenos.
Desde siempre, dando vueltas sin detenernos en ningún vértice imaginario que nadie inventa para no parar.
¿En qué otra vida te conocí? Si las cosas siempre retornan...¿Dónde estabas vos? Quien sabe la misma planta que hoy vimos estuvo cerca de nosotros antes. Quizá en aquella esquina antes nos encontramos.
¿Por qué nos vimos? ¿Y si nos vimos y nos ignoramos? Quizá el aprendizaje fue no habernos visto en la otra vida. Quizá sea la causante de que hoy disfrutemos el presente, que por más diferente pueda ser del pasado, el magnetismo entrelaza nuestras esencias de nuevo en este plano.
Quizá sea nuestro destino.
SOL MARTÍN- ENRIQUE DI BAGGIO.
Sin autor no hay obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario