TODO TERMINA.

Desde ese puerto de Génova Cristóbal Colón soñaba con la redondez de la tierra. Los sueños son posibles en esta ciudad rodeada por el Mar de Liguria.
Ellos como muchas parejas en el mundo, soñaron sentados en un banco de la Piazza di Ferrari estar juntos siempre. 
Tuvieron días muy felices con noches llenas de pasión. Hacer el amor era volar alto con los sentidos para esas pieles estremecidas de placer. Embarrados en sudor movían su pelvis y las lenguas paseaban por todos los rincones. Se abrazaban ante cada orgasmo como queriendo incrustarse en el cuerpo del otro. 
Varios años, casi diez, vivieron en esta felicidad. 
Pero un día una mentira y una traición de él, hicieron añicos la relación. Ya no eran los mismos. Él no entendía que le había pasado y juraba que fue el alcohol de aquella noche con sus amigos que lo desvío. Pero el daño estaba hecho. 
Trataron de superarlo, pero no pudieron. 
Aquella mañana salieron de la misa en la catedral de San Lorenzo sabiendo, que aunque le habían pedido fuerzas a Dios para superar esto, el fin debía llegar. 
Después de todo...Todo termina, todo tiene un final. 
No se puede detener lo que es finito. Y esa mentira, como un huracán al pasar arrasó todo lo que habían construído. 
La duda que siempre tendrán es saber si eso que estaba sobre fuertes pilares era realmente tan fuerte. 
Lo que si es seguro, y nadie lo puede dudar, que todo en algún momento termina. 
La finitud de la vida que conocemos lo marca así. 
Quien sabe para los que sostienen que la vida no es lineal y los ciclos vuelven, tengan la esperanza que en otra vida, este amor tan poderoso renacerá sabiendo que no debe repetir el error de esta vida en la que por ahora parece que todo termina. 

ENRIQUE DI BAGGIO

Sin autor no hay obra.