Y LA NIÑA...SE FUE.

ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.

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En las tierras uruguayas nació la niña. En el seno de una familia numerosa de parte del padre. Hija de un matrimonio fallido que se terminó definitivamente cuando su madre se fue con uno de sus amantes a vivir a Argentina. Y la niña...Quedó. 
Quedó al cuidado de su padre manejado por los "Poderosos" hermanos que al ir creciendo la niña instalaron la duda que la niña, esa niña inocente...No tuviera genes de la familia. 
Y de a poco con cada día de crecimiento ...La fueron agrediendo de distintas formas. La fueron marginando en forma cruel. 
¿El padre? Nos volvemos a preguntar...Por indiferencia u omisión, seguramente por debilidad de carácter influenciado por la cruel duda sobre su paternidad, dejo hacer...Dejo maltratar...A la niña que estaba creciendo.
Uno de los tíos, especialmente él, vaya a saber por cual complejo interno...La violó de mil maneras, nunca sexual pero las demás todas las posibles. Todas la imaginadas. Denigraba su belleza de niña, golpeaba su físico...Derramaba crueldad. Y la niña...La niña sufría. Doble sufrimiento...Porque la pasividad paterna era otro insulto a su dignidad. 
La defensa de una niña puede ser la rebeldía...Pero los golpes demolían su yo...Y sufría en silencio. Tratando simplemente de no darle motivos a esas fieras familiares para agredirla.
Pero un día...Un gran día...La niña, de solo 13 años, se fue...Con pesos ahorrados llegó a la Argentina y llamó a su madre, que acompañada con el hombre de turno no tuvo más remedio que aceptarla...Después de todo, a pesar de todo, era su hija...Su hija que le reclamaba auxilio. 
Ya pasaron 12 años...A los 25 la niña que un día se fue, lleva la marca del maltrato en cada poro de piel...En cada gota de su sangre...Pero la vida sigue y estudia y trabaja en forma independiente...Y le interesa la Criminología... El estudio que perfila el comportamiento criminal...Y de eso ella sabe mucho. 
¿Acaso no es criminal maltratar la infancia de una niña?
Trata de superar los primeros 13 años de su vida. Aunque vayan siempre con ella, puede de mil maneras disfrutar este presente. 
Un día la niña, ya no tan niña, volvió de visita al lugar de sus penurias. A la tierra donde arrasaron su infancia. 
Varios días antes imagino mil formas de vengarse de aquel tío psicótico. Las torturas que se le ocurrían eran terribles. 
Quemarlo con plástico caliente....Ponerle una plancha enchufada sobre esa lengua que tanto la insultó...Clavarle puñales...Mil formas mil maneras. La acompañaba su novio y hasta los imaginó cómplice sin consultarlo. No podía acallar las voces de venganzas cruel que sonaban dentro suyo. 
Hoy el torturador de la niña...Tiene 65 años. En un momento de su visita...Lo enfrentó...Él la miro una mezcla de duda y de certeza. La certeza de saber que fue importante para mal en la niña que se fue. 
Después de todo era como todo torturador...Una persona insignificante...Que solo sobresalía, que solo pesaba en la memoria de esa niña por los malos tratos...Ese era su triunfo: Ser importante en la mente de esta mujer adulta. 
Ella tomo fuerte la mano de su novio, miró  a los ojos a ese hombre que tanto daño le hizo...En su bolso llevaba un puñal...Lo toco para saber que estaba...Recordó la historias que estudió en Criminología, después de todo sabía que esa carrera elegida tenía que ver con este psicótico que tenía enfrente. 
Fueron instantes de duda...La lucha interna de pensar que hacer...Lo tenía enfrente de ella, dos metros de distancia.
Saluda al resto de la familia...Paso delante de él, lo miro fijo y lo ignoró...Sin puñales, sin golpes...Sin planchas calientes...Sin palabras le dijo: " No vales la pena, tu condena será mostrarte que pude superarte, que cada vez serás menos importante en mi vida...Después de todo lo único que marca tu presencia en mi ser es tu bestialidad...Esa es tu única importancia" 
Siguió de la largo...Él quedó inmóvil...Un torturador sin víctima es como un verdugo sin ejecutados. 
Y la niña se volvió a ir...Allí mismo sin viajar. No soltaba la mano de su novio...El no tuvo que ser cómplice de un crimen...Solo fue el apoyo para superar el pasado...Que estaba sentado allí mismo impávido, sin entender en donde había fallado su ejecución. 
Y la mujer siguió con su vida...Tratando de curar heridas...Haber mirado con indiferencia al torturador, le ayudará a superar torturas, y no perderá su tiempo en pensar venganzas que no concretará. 
El pasado enfermo es mejor enterrarlo, así empieza la curación.
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