Amor, como yo nadie te amó. Cantaba una canción en ese pub de Florencia para un público selecto que lo escuchaba. Ella estaba sentada alrededor de la mesa más alejada con su amiga del alma, aquella que conoce esta historia más que nadie.
Sin duda quería verlo...Luego de aquella pelea sin razón.
Cantaba "Yo soy aquel" mirándola a ella. No solo llegaba su voz sino que le brindaba su alma.
"Yo soy aquel que por quererte ya no vive" La estremeció con cada palabra de la hermosa canción. Nadie que lo vio podía dudar de lo que sentía ese hombre enamorado. Nadie que le vio los ojos a ella podía dudar que también moría de amor por ese hombre que está en su corazón.
Se fueron juntos y pasearon por el puente de los enamorados. Ponte vecchio los vio pasar charlando . Allí nomas se tomaron de la mano cruzaron sus miradas se dieron el beso del reencuentro.
En departamento de él, frente a la plaza del Duomo hicieron el amor como solo ellos sabían hacerlo. Dos cuerpos unidos, dos corazones latiendo fuerte y el placer, el eterno placer del sexo con amor. Las lenguas, las caricias, los cuerpos eran recorridos y vibraban...Y llegaban los orgasmos que los transportaban...Y quedaban abrazados, entrando al mundo sin tiempo, un mundo que no tiene límites, ni hora.
"Aquel que sueña cada noche con tu amor" Ahí estaban soñando juntos.
Amanecía y el sol florentino se colaba con fuerza por las hendijas de la ventana...Era un nuevo día para amarse y para desear que siempre el amanecer los encuentre juntos.
La fuerza que le puso a esa canción habló más que mil palabras.
Fue la forma que conoce un apasionado de la música que ama a esta mujer.
ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.
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