Paola nos cuenta
Enrique Di Baggio
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¿Por qué se siente así?, le pregunté. Y él no podía ni siquiera mirarme a los ojos, como si de repente hubiese un fantasma detrás de mí que él no fuera capaz de seguir. Y pensé que lloraría, que me iba a romper de tanto temblar... Pero no lo hice, porque no podía creer que una bala dirigida a los dos sólo penetrara mis entrañas.
Me dijo: "no lo sé", como si de verdad hubiera una novedad inaudita frente a sus ojos y él estuviera tan lleno de miedo que no pudiera siquiera hablar. De pronto tomó mi mano, como esperando alguna clase de magia, pero era sólo una mano tomando a otra en un espacio de tiempo cualquiera. Dos personas cualquieras, una situación tan ordinaria... ¿Cuándo perdimos lo que sea que definíamos como amor?
Pero seguimos tocándonos, porque pensamos que en cualquier momento el deseo bastaría. Pero al final no supiste cómo dejarme sin quebrarme y me abrazaste.
Dijiste: "extraño a esos dos chicos que alguna vez fuimos y sentían todo". Y yo sólo lloré porque no sé otro lenguaje para esa clase de despedidas.
Y me pregunté dónde demonios se había metido lo que tuvimos. Y no encontré la respuesta, pero encontré a una chica desesperada por sentir. Porque al menos sentir dolor habría sido mejor que no haber sentido nada. ©
—Paola E. Haiat
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