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jueves, 26 de noviembre de 2015

AUN YÉNDOTE, JAMÁS TE IRÍAS.



Ella caminaba bajo la lluvia en el pueblo costero en que siempre vivió. Las gotas se escurrían y se iban como él, que estaba partiendo. 
LLoraba por no poder seguirlo... Por no tener la valentía de buscar la aventura de la gran ciudad. Sabía que aunque se fuera...Jamás se iría. Lo tendría siempre presente. 
Pero eso mismo le pasaría con su pueblo, su familia sus costumbres...Aunque se fuera, jamás se iría. 
La lluvia había cesado, las gotas y las lágrimas se confundían en su cara. Empapada se sentó en aquel banco de la costanera donde se dieron el primer beso. Le parecía verlo sentado a su lado. 

Levantó su vista y miro el cielo gris. Un impulso la hizo pararse...Era como un rayo que la sacudió...Recordó las palabras de aquel escritor: " Las lágrimas más amargas que se desparramaran en nuestra tumba serán las de las palabras no dichas y las obras inacabadas" ¡No podía quedarse con solo su recuerdo!

Él estaba haciendo las maletas en la cabaña en la que tanto se amaron. Tenía la misma sensación, que aunque se fuera jamás se  iría de ella. Jamás podría olvidarla. Salió corriendo a buscarla-

En la mitad del camino se encontraron en un abrazo sin palabras. 
Se refugiaron en la cabaña cuando ya comenzaba de nuevo a llover...Esos cuerpos hablaron. Esos sentidos sintieron. Las lenguas paseaban, los besos recorrían y los orgasmos estallaron...Después de movimientos geniales  rumbo al éxtasis. 
Así  hacían el amor siempre... Pero esta vez  sabiendo sin decirlo que seguirían su camino juntos.
Las dos valijas se hicieron cuatro...Rumbo al aeropuerto se miraron cómplices y tomaron sus manos. Comprendieron que jamás podrían estar separados.
La vida les traerá cosas nuevas, juntos las van a conocer. 
El pueblo que los vio crecer seguro comprendió que irá con ellos en sus recuerdos y sensaciones. Y los estará esperando, cuando decidan visitarlo. 
El cartel de buen viaje a la salida parecía saludarlos...¡Hasta la vista, hasta pronto, no olviden que esta es su casa! De allí  como dijimos al principio jamás se irían... Aún yéndose. 

ENRIQUE DI BAGGIO

Sin autor no hay obra.









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