Enamorarse es una cachetada de la realidad. Paola nos cuenta.
Enrique Di Baggio.
Hay mucho pánico en esto: cuando lo sabes ya no hay vuelta atrás.
Horas y horas pensando y dándole vueltas a lo mismo. La misma sensación en el estómago y unas ganas entre de vomitar y llorar: tu cuerpo lo siente. Empiezas a hacerte preguntas que no sabías que debían ser cuestionadas, te sientes como si estuvieras en el cielo y en el infierno.
Enamorarse es así, como una cachetada de realidad. También da miedo descubrir que el amor de tu vida está frente a tus ojos, porque entonces sabes que no debes perderlo, porque entonces en tu afán por aferrarte puedes echarlo a perder. Y te preguntas si él lo sabe, si él lo siente. Si es posible que alguien pueda acercarse a lo que sientes.
No hay respuesta, pero empiezas a temblar sólo de pensar en tenerlo cerca. Le dices cosas como: "este es el inicio del resto de nuestras vidas", lo besas entre risas, lloras sólo de pensar que es verdad, que él está en tu vida. Y tienen tardes donde hablan de tantas cosas que has perdido la cuenta y cualquier momento es bueno para un beso. Descubres la magia de un cuerpo que comunica todo con sólo un tacto. Descubres que la vida se tomó su tiempo porque estaba creando el momento perfecto para que se sintiera justo así.
No sé, es que quería escribirlo porque no quiero perder esto, no quiero dejar de sentirme así. Esto es memorándum: si algún día lees esto, yo del futuro, conociste al amor de tu vida y espero que no lo hayas dejado ir.
Horas y horas pensando y dándole vueltas a lo mismo. La misma sensación en el estómago y unas ganas entre de vomitar y llorar: tu cuerpo lo siente. Empiezas a hacerte preguntas que no sabías que debían ser cuestionadas, te sientes como si estuvieras en el cielo y en el infierno.
Enamorarse es así, como una cachetada de realidad. También da miedo descubrir que el amor de tu vida está frente a tus ojos, porque entonces sabes que no debes perderlo, porque entonces en tu afán por aferrarte puedes echarlo a perder. Y te preguntas si él lo sabe, si él lo siente. Si es posible que alguien pueda acercarse a lo que sientes.
No hay respuesta, pero empiezas a temblar sólo de pensar en tenerlo cerca. Le dices cosas como: "este es el inicio del resto de nuestras vidas", lo besas entre risas, lloras sólo de pensar que es verdad, que él está en tu vida. Y tienen tardes donde hablan de tantas cosas que has perdido la cuenta y cualquier momento es bueno para un beso. Descubres la magia de un cuerpo que comunica todo con sólo un tacto. Descubres que la vida se tomó su tiempo porque estaba creando el momento perfecto para que se sintiera justo así.
No sé, es que quería escribirlo porque no quiero perder esto, no quiero dejar de sentirme así. Esto es memorándum: si algún día lees esto, yo del futuro, conociste al amor de tu vida y espero que no lo hayas dejado ir.
—Paola E. Haiat
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