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viernes, 4 de marzo de 2016

PIDIENDO AL CIELO.

ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.
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Bajo la lluvia caminando sobre la arena mojada con su hermoso pelo ondeado aplastado por el agua, sin rumbo, con lágrimas disimuladas por la lluvia...Sentía que el alma se alejaba de su cuerpo. 
Vecinos de toda la vida de ese pueblo costero cruzado por los vientos la vieron caminar varias horas. Algunos, cubriéndose de la lluvia  se acercaban y la saludaban extrañados de verla caminando sin rumbo...Los saludaba con un pequeño movimiento de cabeza y continuaba su marcha con la mirada fija hacia al suelo.
Solo verla pasar entristecía. 
Allá en la punta del muelle estaba mirando el mar ese hombre anciano que la conoce desde niña...Su segundo padre. Su refugio.  Sin pensarlo por inercia fue hacia él y lo abrazó. ¨
ÉL la entendía sin palabras, él la abrazó...Él miro al cielo pidiendo por ella. 
Hacia una semana su amor de siempre se había despedido. Ella no quiso acompañarlo al mundo lejos de donde nació y creció.
Todo parecía perdido. Al llegar a su casa la cama que compartían estaba vacía. Su ropa ya no estaba...7 años se habían esfumado. El anciano golpeó su puerta y le quiso hacer compañía. Prefería estar sola...Dormirse de tanto llorar. Y soñar. 
El rayo de sol se metió por la ventana. Una voz conocida le dijo: ¡Buen día amor! 
¡Había vuelto! Pensó que seguía soñando...No emitió palabra solo lo abrazó, se abrazaron...Y sintió que era verdad, sintió esos besos que solo ellos sabían darse. 
La cama ya no estaría vacía...Sus cuerpos se cruzaron como siempre...Los orgasmos borraron las penas de día anterior, las caricias curaron heridas.
¿Por qué volvió? Es simple: Porque él tampoco podía vivir sin ella.
A la tarde  el anciano cruzó la calle y los vio juntos, se fue al muelle y mirando al cielo como el día anterior solo dijo: ¡Gracias!
Los pensamientos y deseos que se envían al universo contemplando el mar inmenso tienen mucha fuerza. Ese mismo universo que recibía la pena de ella, también recibió ese pedido desesperado de este anciano protector que la quería como una hija y que no soportaba verla sufrir. Quien sabe su súplica  ayudó a que él vuelva, quien sabe...Lo hermoso es que estaban juntos y ella era feliz. 


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