Cuando alguien que doliò que se fuera vuelve en una versiòn lejana...Paola nos cuenta.
Enrique Di Baggio
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Te hice las preguntas habituales y eventualmente terminamos tirados en el mismo raído sillón del que siempre te quejaste con la mirada.
Nos arrepentimos muy rápido y los besos se fueron dando a regañadientes hasta que nos terminamos deteniendo porque algo se sentía incorrecto. Te ofrecí un vaso de agua y recordé que una vez te ofrecí pasar el resto de nuestra vida juntos. Te negaste y sentí la negativa en el estómago y ya no en el corazón.
No supe aceptar la derrota de habernos perdido ni mirarte a los ojos, inventaste las excusas correctas que acepté ansiosa para que te pudieras ir. Tu presencia ahogaba al aire y yo moría por volver a respirar.
Qué extraño es cuando lo que tanto dolió que se fuera vuelve en otra versión que se siente como lejana a todo: a los recuerdos, a las promesas, a los dos chicos que devorándose en un sillón jamás se habrían detenido.
Nos arrepentimos muy rápido y los besos se fueron dando a regañadientes hasta que nos terminamos deteniendo porque algo se sentía incorrecto. Te ofrecí un vaso de agua y recordé que una vez te ofrecí pasar el resto de nuestra vida juntos. Te negaste y sentí la negativa en el estómago y ya no en el corazón.
No supe aceptar la derrota de habernos perdido ni mirarte a los ojos, inventaste las excusas correctas que acepté ansiosa para que te pudieras ir. Tu presencia ahogaba al aire y yo moría por volver a respirar.
Qué extraño es cuando lo que tanto dolió que se fuera vuelve en otra versión que se siente como lejana a todo: a los recuerdos, a las promesas, a los dos chicos que devorándose en un sillón jamás se habrían detenido.
—Paola E. Haiat
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