Sin autor no hay obra.
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Ella comenzò el fuego que no podìa apagarse. Aquella noche en la reuniòn de amigos luego de miradas que quemaban le susurro al oìdo " Debes estar cansado...Por todo lo que te hice anoche en mis sueños". ¡Si hasta lo hizo sonrojar! Lo hizo estremecer...Parecìa que en ese lugar se hubieran quedado solos.
La atracciòn que sentìan ya no podìan disimularla...Todo era cuestiòn de tiempo.
Esa noche al fin, se fueron juntos a la casa de èl que tenìa una habitaciòn amplia, acojedora y pintada de colores que daban sensaciòn de paz ...Allì entraron por primera vez al escenario que cobijarìa toda la pasiòn guardada. Allì estallarìa la pasiòn.
Los cuerpos ardientes iban y venìan, las bocas recorrìan los cuerpos y los buenos modales se perdìan ante tanto sexo...Ese sexo que los marca para siempre...Del que quedan sabores...Del que se recuerda En esta habitaciòn siguieron teniendo encuentros ùnicos cientos de veces.
Fuera de ahì, ella en varias oportunidades partìa, en algunas parecìa que era al final.
Reconciliaciòn y la vuelta a esta habitaciòn en la que no tenìan diferencias. Allì se unìan. Allì volaban al universo y el mundo dejaba de existir.
Esta habitaciòn màgica de la casa de èl, era el lugar que les hacia sentir un amor indestructible.
Otra vez las idas y vueltas...Enojos y partidas. Pero la vuelta los llevaba a esas paredes testigos del sexo profundo y sentido.
Allì eran ellos...Afuera peleaban, pero en esta habitaciòn la pasiòn los envolvìa. Los orgasmos que explotaban hablaban sin palabras.
Si hasta parecìa que los colores que daban paz parecìan màs brillantes ante cada retorno.
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