BAJO EL PUENTE DE AVIGNON.

 La campiña Francesa con paisajes naturales e historias medievales fue escenario de esta historia de idas y venidas. 
En el pueblo de Avignon se amaron como nunca. Los rodeaban aquellos fuertes donde los papas de aquel entonces se refugiaron buscando retomar su poder. Pero este amor tan fuerte era actual y aunque agonizando por la rutina,  no dejaba de invadirlos. 
Ella quiso dejarlo y mirar para adelante cansada de discusiones rutinarias y vacías. París, Mentón, Niza,  Genova, Milán escucharon sus charlas sobre el medio ambiente, de la que era especialista. Pero su mente y su corazón volvían sin piedad a la casa que habitaban en la campiña francesa. 
Un día volvió a su amor latente como nunca y lo encontró con sus amigos a orillas del río Ródano...Él sabía que volvería, que esa separación era necesaria para dar nuevo impulso a lo que sentían, y allí, bajo el puente de Avignon, se volvieron a besar.
Caminando de la mano se fueron a su casa...Como antes, como aquella vez adolescente que los unió. 
Los cuerpos temblaban con el reencuentro, las lenguas se paseaban más vivas que nunca por lugares conocidos...Besos y más besos, caricias y gemidos, unidos como nunca. 
Y volvieron los orgasmos vibrantes y silenciosos mientras el vaivén de sus cuerpos bailaba al compás. ¡Era el amor después de la tregua! 
Ella volvió y él no se fue...La esperó la recibió...La amó. 
A veces la distancia separa, a veces la distancia une más fuerte lo que nunca se había ido. La pasión y el amor estaban intactos y allí, bajo el puente de Avignon continuaron escribiendo con la magia presente y algunos duendes imaginarios rodeándolos. 
En un lugar con historia, ellos hicieron la propia, la que nunca ni, aún separados, dejaron de sentir. 

ENRIQUE DI BAGGIO

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