Lo acompañaba en cada gira donde él llevaba su canto. La Costa azul francesa desde Mentón a Cannes los vio juntos durante todo ese mes. Cada noche, en cada canción la buscaba con la mirada y su voz salía mejor que nunca con la fuerza que da el amor.
Ella se conmovía como si nunca lo hubiera escuchado. Cada noche era distinta a la anterior, cada día no era igual al otro...Una vez, en Montecarlo se fueron a cenar frente al casino, a pasos de donde había entregado su arte. Caminaron con la luna de testigo por las calles desiertas y frente al mar con las luces de esos barcos lujosos él le prometió amor eterno. No era una noche más, era un sentimiento fuerte y lleno de energía que los unía.
Hicieron el amor lleno de besos y en entrega total. Sintieron que eran uno más que nunca...Era la noche que sellaron con abrazos y orgasmos que los elevaban, el compromiso total.
Partieron hacia La Provenza Francesa unidos para siempre. El amor invadía al cantante que se hacía conocido acompañado por la mujer que amaba. Nada faltaba. Arte y amor unidos una vez más.
ENRIQUE DI BAGGIO
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