ADIÓS A SALERNO.

Esa casa con ventanales grandes miraba el Golfo de Salerno en la costa Amalfi...A veces en esos días claros y llenos de sol el living parecía una continuación de las aguas del Mar Tirreno.
Un gran amor se vivió entre esas paredes. 
Cuando los cuerpos de ellos se encontraban todo el universo parecía expectante esperando recibirlos mientras disfrutaban de orgasmos increíbles con piel erizadas y movimientos sin pausa que solo eran el anuncio de lo que vendría. 
Seis años y algunas horas...Cobijó la casa ese amor completo. Hasta que un día una atracción pasajera en una noche de copas logró que él traicionara y se traicionara. 
Se sentía vacío y encima ella, la que tanto amaba, lo supo. No quiso saber como, solo le  intentaba explicar lo inexplicable. 
Ella se iría...La casa no sería la misma, hasta el Tirreno cambiaría su color. 
No había vuelta atrás...Las últimas horas eran pura tristeza...El reloj inexorable marcaría el final. El dolor de ella, la pena de él que no sabía como retenerla y convencerla que era el amor de su vida. 
El daño era irreparable. La historia llegaba al final. Los últimos minutos fueron terribles. 
Justo dieron las once y ella le dijo adiós con lágrimas en los ojos. 
Adiós amor, adiós Salerno...Voy a intentar vivir sin ustedes. 
Desde aquel ventanal genial vio como se iba la mujer que amaba. 
De pronto todo se empañaba y no era el vidrio, eran sus ojos llenos de lágrimas. 

ENRIQUE DI BAGGIO

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