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jueves, 8 de enero de 2015

LAS CURANDERAS.

Las reinas magas no conocen de ofrendas ni regalos suntuosos, ellas el oro se lo ponen, con la mirra se perfuman y el incienso se lo fuman. Vienen a hacer justicia por años de invisibilidad y tras amordazar a sus predecesores Melchor, Gaspar y Baltasar en un húmedo sótano del conurbano, salen a las calles sin esclavizar camellos ni ofrecer bolsas cargadas de objetos. Las reinas magas quieren mostrarle al mundo que ellas saben gozar, mostrar su cuerpo y exigen un lugar en el pesebre a sus anchas y bellas curvas. Por todas las mujeres silenciadas, apartadas y dejadas de lado en esas nobles tareas que sólo por ser llevadas a cabo por varones han merecido un lugar en la historia.
No necesitan quemar sus corpiños, sencillamente porque no usan. ¡Y que vivan las tetas!

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