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jueves, 1 de enero de 2015

VOLARÁS.

Los ángeles emprenden su vuelo. Dios los manda y los guía. 
En la isla de Capri él, apoyado en la baranda de la piazzeta y miraba el mar Tirreno...Sus pensamientos estaban en la partida de ella que volvería a su Rusia natal. 
Seis meses habían bastado para sentir el amor en plenitud. Sus cabellos ondeados, sus ojos de un gris increíble, su cuerpo que  parecía moldeado por Miguel Angel y su sonrisa esa sonrisa que lo cautivó apenas la vio guiando los turistas por Anacapri. 
El día que entrando a la Gruta Azurra ella le dijo que sí, que a la noche cenaría con él, sintió que un séquito de ángeles le susurraban al oído. 
Pero la "excursión" terminó, el frío de Moscú la esperaba. Su vida, su familia, sus costumbres estaban allá. 
Esa noche hablaron poco, se miraban y los ojos se llenaban de lágrimas...Los besos trasmitían el amor y la tristeza en dosis iguales. En ese cuarto que los cobijó hicieron el amor antes de la despedida. 
Sus cuerpos iban y venían...Con los ojos entrecerrados vinieron los orgasmos provocados por lenguas inquietas con   entradas y salidas llenas de pasión. Es el final de la historia, de una historia de amor.
Pero nada es definitivo y quien sabe...El sueña que ese ángel que durante seis meses lo visitó vuelva a buscarlo. Lo imagina volando otra vez sobre el Mar Tirreno y deteniendo su recorrido en el lugar conocido ...Allí mismo donde hicieron el amor. 
Él la tiene en el corazón y ella como todo ángel es un guardián del amor. ¡Hoy volarás pero sé que volverás! Y allí, yo te estaré esperando.

ENRIQUE DI BAGGIO

SIN AUTOR NO HAY OBRA. 



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