RAFA Y MARCIANOS EN PARQUE CHAS.
El barrio de Parque Chas es un laberinto. Quienes no
la recorren habitualmente se pierden en sus calles. Calles circulares con leyendas urbanas que las
rodean.
Dicen que un colectivo
de la línea 187 que en los años 60 cubría el recorrido Chacarita-
J.L.Suarez atravesando la intrincada
calle Bucarelli en el corazón del barrio un día ante un desvío tuvo que
circular por la calle Londres que, por su trazado curvado, cruza dos veces Gándara pero a 5 cuadras de
distancia una esquina de otra…La cuestión es que el colectivo no apareció nunca
más…Seguramente perdido. La leyenda dice que los pasajeros aún hoy deambulan
por las calles del barrio tocando timbre a la 16 horas y 5 minutos…Concordando
con la hora de la desaparición.
Un pareja se había
citado, en la época donde no nos contaminaba el celular, en la esquina ya
nombrada de Londres y Gándara …Nunca se encontraron ya que se esperaron puntualmente en la intersección de las dos
calles…pero a 5 cuadras de distancia. En ese laberinto lleno de historias
creció Rafa, un niño grande con una capacidad mental un poco disminuida pero con una imaginación frondosa y un corazón enorme. Todo el barrio
lo quería, lo protegía, lo mimaba. Su
gran amigo era el Gordo Radicheta, hijo
del verdulero del barrio. ¡Un grande en todos los sentidos!. Con su vozarrón enorme recorría las calles
ofreciendo: “ Coloradoooo el ajoooo” “
Dos cabezas 1 pesooooooooo”. El gordo estudiaba poco y pasaba de grado por
cansancio…pero era un apasionado del
Cosmos. ¡Sí, del Cosmos! ¡Igual que Rafa! Ambos se subían a la enorme terraza
de la casa de Rafa que vivía con su hermano mayor y sus padres y desde allí…Con un larga vista
regalo de Reyes trataban de divisar el Cosmos. Cada estrella tenía nombre. Era
la década del 60…El cielo estaba más limpio.
Había un sueño que a
Rafa lo desvelaba…Ver seres de otra galaxia…Estaba seguro que existían… Y que
un día aparecerían por los cielos de Parque Chas, su barrio. Con el nombre de
marcianos u otro… Pero que algún día los vería.
Enfrente a su casa
estaba la placita El Trébol donde el gordo mostraba sus dotes de arquero
apoyado por Rafa que era su hincha N° 1. Detrás del arco donde le tocaba atajar
sabía que su amigo, desafiando lluvia, frío, calor…Estaría allí.
Para los carnavales
compartían pasos y saltos en la murga que cada noche alegraba e iluminaba la
placita… Eran los tiempos más felices, junto a la época de juntar ramas para la
fogata que conmemoraba la Fiesta de San Pedro y San Pablo.
Pero la pasión por el
cosmos volvía cada día. Ya con un
pequeño telescopio, regalo de sus padres para el último cumpleaños, miraban al
cielo esperando respuestas. Cuando
Radicheta se ausentaba unos días del “mirador” al volver recibía las “novedades” que venían del
cielo. ¡Pero no veo marcianos!… Reclamaba Rafa…Hasta que un día, una gran idea cruzó la cabeza de
Radicheta. Sus ojos se iluminaron de
solo pensarlo.
El barrio tiene la
particularidad de las casas bajas con muchos llamados P.H o casas
chorizos. Los lotes son cortos debido al
trazado creado por Francisco Chas, su fundador. La casa de un amigo de Rafa y
Radicheta, El Polaco, lindaba con el
contrafrente de la de Rafa. La idea
consistía en que “aparezcan” seres extraterrestres en las sombras de la
noche. Un disfraz alquilado en Casa Tito
situado en la Avenida Triunvirato donde se conseguía cualquier vestimenta. El Polaco se puso uno de marciano con una
especie de escafandra y desde su casa como escenario, hicieron el sueño
realidad. Reflectores pedidos a Héctor el electricista del barrio, enfocados en
forma casi profesional por Radicheta hacia la silueta del Polaco aparecieron al
mismo tiempo que en la cerrada noche Rafa enfocaba hacia el cielo el nuevo
telescopio. El “marciano” se movía como se supone se mueven los marcianos y
parecía caminar en al aire, subido a una tablón y enfocado con la luz
artística. Luces de árbol de navidad que
se apagaban y prendían ayudaban en la escenografía. Al girar el aparato hacia
el lugar Rafa vio su sueño hecho realidad sin enfocar al cielo, a pocos metros
de altura, el marciano aparecía y desaparecía… La luz igual… ¡Son ellos gritaba
en soledad Rafa! Saltaba, enfocaba y
volvía a saltar…A los pocos minutos oscuridad y silencio…Tensa espera…Para
volver a aparecer subido al tanque de agua de la casa del Polaco. ¡Sí, allí se notaba que era de color verde
aunque la luz lo iluminaba por momentos! ¡Tiene antenas gritaba Rafa! Al rato,
como todo extraterrestre, desapareció. ¡Pero a Rafa se le había cumplido su
sueño!
La mamá lo fue a
buscar…después de 4 horas allí todavía no quería bajar. Le contaba excitado a
sus padres su visión esperada…No podía dormir. Pasó la noche en vela esperando
encontrar a su amigo y contarle que allí habían estado ellos…Los marcianos, en
el cielo de Parque Chas.
A la mañana siguiente,
casi sin desayunar buscó a Radicheta.
Después de abrazar el inmenso cuerpo del gordo, apretujarlo y cachetearlo cariñosamente le contó la
“noticia”… El sentido de la amistad convirtió por un rato a Darío en un gran
actor… ¡Estaba cumplido! ¡Rafa era feliz!
Las noches siguientes
fueron vigilia de nuevas apariciones que no sucedieron. En su interior el Gordo
tenía la esperanza que sucediera de veras. ¿Por qué no? ¿Alguien puede afirmar
que es imposible? Mientras en el corazón
grande de Darío habitaba la alegría de haberle cumplido el sueño a su amigo.
Por un momento Parque Chas recibió visitas del Cosmos…Para Rafa así había
sucedido y eso le dio más fuerza para aún hoy, pasados tantos años seguir
siendo un estudioso de la astronomía, aún con sus limitaciones, es un entendido
que estudia fenómenos ovnis. Cuando los hijos del gordo lo visitan siempre les cuenta la historia de esa noche.
El barrio tomó las palabras de Rafa muy en serio y otra leyenda lo recorre y se
titula: Marcianos en Parque Chas. El Gordo sonríe feliz, en su interior
mantiene el secreto mejor guardado y cuando
visita al Polaco en su negocio de ferretería , con la mirada sin
palabras le agradece su silencio, ese
que hizo feliz a Rafa y creó una nueva
leyenda. Una frase en un cartel a la vista del todos, entre medio de clavos y
serruchos, define el pensamiento del
Polaco: “ UNA ILUSIÓN ETERNA O QUE RENACE ESTÁ MUY CERCA DE SER UNA REALIDAD”.
ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.
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