Nadie podía ser testigo de tantos secretos contados. Se conocieron el alma a través de las máquinas.
Y las pieles reclamaron encontrarse...Y un día de aquel invierno crudo acortaron los dos mil kilómetros que lo separaban.
En esa cabaña alquilada el fuego tenía vida y ellos al fin pudieron saber lo que el tacto hace sentir.
Era el único secreto que quedaba...El primer beso los estremeció. Los siguientes los llevaron a caricias y más caricias...No podían creer poder tocarse. Y cruzaron sus cuerpos en entradas y salidas. Y pasearon sus lenguas por rincones...Llegaron los orgasmos sentidos y naturales...Trayendo la calma para volver a empezar.
Y esta vez, solos en la madrugada, se encontraron abrazados. Como si siempre lo hubieran estado...Muchas veces a través de una cámara se imaginaron así. La imaginación, a veces, se confunde con lo real.
De tanto imaginarlo, esa realidad de ahora parecía conocida.
Una historia de amor...Otra más de seres que se encuentran en el sentimiento y la atracción. Esta nació distinta, pero parecida a otras...Muchas madrugadas estarán juntos...Y los secretos los acompañaran porque ya los conocían.
ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.
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