El verdadero amor necesita de actos no solo de palabras. Paola nos cuenta...
Enrique Di Baggio
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Con uñas y dientes me aferré a los sueños de una historia que nos inventamos en una tarde de invierno donde cualquiera habría mentido porque estábamos solos y no queríamos separarnos porque el otro era la única fuente de calor disponible.
Supongo que nos duele medir nuestra contingencia en los momentos donde queremos sentirnos indispensables: hay que admitir que a veces también nos gusta mentirnos en favor de sentirnos amados. Hay amores que no son, de facto, pero que queremos sentir reales. Tú no prometías amor eterno pero yo lo leía entre líneas pensando que querías decirlo pero que tenías miedo.
Hoy, después de las heridas y cicatrices que siguen sanando, sé que el amor verdadero se promete en actos y se dice. Que quien quiere estar contigo sólo necesita un requisito: no marcharse ni estar a medias.
Supongo que nos duele medir nuestra contingencia en los momentos donde queremos sentirnos indispensables: hay que admitir que a veces también nos gusta mentirnos en favor de sentirnos amados. Hay amores que no son, de facto, pero que queremos sentir reales. Tú no prometías amor eterno pero yo lo leía entre líneas pensando que querías decirlo pero que tenías miedo.
Hoy, después de las heridas y cicatrices que siguen sanando, sé que el amor verdadero se promete en actos y se dice. Que quien quiere estar contigo sólo necesita un requisito: no marcharse ni estar a medias.
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