Il duomo de Florencia era su escenografìa. Desde
hace 7 años que se habìa instalado en la Ciudad
del arte y el amor. Desde el ventanal del pequeño
departamento que habitaba observaba
el movimiento de gente de la Plaza De la Signorìa..
Los bares que la rodean reciben al turismo y
se transforman en un carrousel de razas y
costumbres. Parece que el mundo pasa por allì.
Ella era nacida en el sur de Italia, en un pequeño
pueblo de Foggia.
Le costò adaptarse a la tierra de los Medici.
Pero su trabajo de correctora en una revista literaria
la habìa llevado allì donde habìa descubierto dos
cosas: Su pasiòn por la escritura y el amor que le
marcò su vida para siempre.
La escritura seguìa siendo su pasiòn el amor...El
amor habìa terminado. Esa noche releeìa lo que
habìa escrito...Como sentìa el momento
de la entrega total con ese Florentino que la llevo a
las estrellas.
" Mi sangre por dentro corre caliente, siento sus
dedos que me acarician.Cubre con su cuerpo
el mìo. Pasea su lengua por mis senos baja su mano
mueve su pelvis...Me lleva al infinito...¡Dios como
lo amo!"
Esas letras le hicieron caer làgrimas.
En su memoria dicha y placeres totales.
La pena la embargaba y pensaba que nunca màs
sentirìa eso. Sentìa ese amor en el centro
de su pecho. Que era un mandato de Dios.
¡Delirios de escritor! El pasado queda enterrado...Y
un dìa, cercano o no tan cercano en la ciudad que
tiene el puente Ponte Vecchio testigo del amor
ella volverà a sentir...Porque su alma y su cuerpo
estaràn dispuestos...Igual que cuando lo conociò a
èl.
Puente de Ponte Vecchio
1 comentario:
Me gustan tus relatos...Me gustan mucho Flor
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