EL MALDITO BANCO

Las heridas cierran mejor cuando no dejas que seas profundas...Paola nos cuenta....

Enrique Di Baggio

Nos vamos a sentar en ese mismo banco, ¿verdad? Empezarás a recitarme todos los sentimientos que pasaron por tu cabeza y tu corazón, como si tuvieras que hacer una lista para rememorar por última vez eso que después vas a intentar borrar noche tras noche. Me vas a decir que fui especial, que soy especial, pero que las cosas no avanzan, que estamos estancados, que quieres intentarlo con esa chica de la que me hablaste una vez y de la que me puse celosa. Dijiste que no había motivos para estarlo, pero de pronto parece que debí estarlo más, mucho más. Lo suficiente para saber que ella llegaría para quedarse. Que todo este tiempo estuviste ocultando lo que de pronto empezó a ser evidente cuando tardabas tanto en contestar y dejaste de pedirme esas citas que te emocionaban tanto al principio.
Me vas a sentar en el banco donde nos dimos nuestro primer beso porque tienes esa loca idea de cerrar ciclos donde los iniciaste.
Así que perdona por no presentarme a escuchar todo eso, perdona por no poder mirarte a los ojos, controlando las lágrimas, y desearte toda la felicidad del mundo. Ahora mismo no puedo creer que puedas ser feliz con alguien más cuando eras mi motivo para sonreír cada mañana.
No voy a ir a sentarme en ese maldito banco porque las heridas cierran mejor cuando no dejas que sean profundas. Me retiro ahora no porque sea una cobarde, sino porque, a diferencia de ti, voy a cerrar este ciclo acudiendo a los lugares donde nunca estaremos juntos, creando momentos en los que no estarás con personas a las que no vas a conocer jamás.

—Paola E. Haiat