ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.
Con sus manos en los bolsillos caminaba por la Plaza Dam,de Amsterdam. La noche estaba a pleno los Coffe Shop repletos de jòvenes y no tan jòvenes que fumaban brindaban y se divertìan en grupos. Turistas que recorrìan con avidez las calles internas del canal donde pueden convivir iglesias y chicas que ofrecen su belleza. Gente de allà, gente de acà...Y èl que caminaba solo y lejos de ella. Por casi un mes vivirìan separados, ella visitaba su familia en Uruguay.
El mundo giraba esa noche como todas la noches pero su mente estaba atravesada por pensamientos sobre ella.
Es difìcil evitar extrañar cuando se ama.
Cada noche al volver querìa dormirse pronto para que los dìas pasen, para que la vuelva a ver, a tocar, a acariciar, a ver la sonrisa que le hacia en la mañana cuando lo miraba por primera vez en el dìa.
Esta noche no estàs aquì, esta noche no quiero pensar en ti.
Pero el dìa del reencuentro llegò. Esa noche se pareciò a la primera noche. Dos cuerpos encendidos buscando el placer que solo ellos encontraban. Y el mundo seguìa girando pero hoy estaban juntos.
Hubo un momento de todos los grandes momentos de esa noche que en un orgasmo genial los encontrò en un beso increìble. En ese instante, en ese preciso instante,sintieron que el mundo, ese que siempre gira, se habìa detenido... Querìan inmortalizar ese momento.
Y sì, para ellos sucediò lo real era lo que sintieron y al fin al cabo eso es lo que importa.
Algunos veces nos pasa que sentimos estar en algùn lugar parecido al paraìso y el mundo queda en otro lado. Solo nos queda disfrutar ese momento ùnico e irrepetible.
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