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domingo, 22 de septiembre de 2013

NO QUIERO SER ESCLAVO.

Ustedes saben que estoy en contra de toda forma de esclavitud. No me gusta ser esclavo. Ser esclavo tiene que ver con depender de la voluntad de alguien o de algo...Cuando un objeto primero me resulta necesario, luego imprescindible y después me desespero si no lo tengo...Siento que me esclavizó, que pasó a dirigir mi vida. Me pasa con el consumismo desproporcionado. Vivir pendiente de gastar más, de ganar más para tener lo último lo más moderno...Nos esclaviza. El otro día en un bar de la calle Charcas,  8 chicas se reúnen para charlar con la consigna de apagar sus celulares para poder hablar como humanos que se encuentran a eso: A hablar, a compartir. Una de ellas respondió un mensaje del novio...Dijo que tenía que contestarlo...Luego él la llamó y también atendió. Las amigas la retaron y le recordaron la consigna...Ella se enojó, se levantó de su silla y se fue de la reunión. ¿Qué podía ser tan importante que el novio o quien fuera no podía esperar? ¿Qué la llevó a seguir enganchada al aparato sin tener una emergencia? Sin duda, el teléfono pasó a ser dueño de su vida...Y lo hace por propia voluntad. Celulares útiles, necesarios, que salvan vidas...Que cierran negocios, que nos acercan la voz de un amigo...Celulares que si no ponemos límites nos llevan a la esclavitud y nos alejan del abrazo al otro, de la charla frente a frente, mirándonos los ojos. Las risas ya no suenan, no vemos cuando alguien se ríe, solo vemos un ja ja puesto en un mensaje. Está bien es necesario para comunicarnos, pero no hagamos como la chica del bar...No puede ser que no tengamos dos horas libres sin llamadas ni mensajes para escuchar al otro en persona...O para pensar. 
Dentro de los celulares hay de todo: Fotos hermosas, mensajes geniales, malas noticias, traiciones, está todo pero no puede haber un abrazo, ni una sonrisa compartida, y hasta el sexo lo queremos guardar allí...En imágenes. ¡Si hasta eso! 
Reflexionemos hasta donde nos condiciona, hasta donde nos adormece los sentidos...¡Hasta donde el vacío de algunas existencias solo se calman con un celular! 
Esto es como lo que el otro día hablamos de los Pecados Capitales...Todos cometemos alguno...El tema es cuánto lo repetimos, cuánto lo exageramos. Y vos: ¿Cuánto dependes del celular? 

ENRIQUE DI BAGGIO

La esclavitud es un estado de la mente que no puede reconocer el esclavo.
Gerry Spence

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