El armiño
(de Leyendas: Moderación)
Un zorro estaba comiendo cuando pasó junto a él un armiño.
- ¿Gustas? – dijo el zorro, ya saciado.
- Gracias – respondió el armiño -, yo ya he comido.
- ¡Ja! ¡ja! – rió el zorro -. Vosotros, los armiños, sois los animales más comedidos del mundo. Coméis una sola vez al día y preferís ayunar antes que mancharos el vestido.
En aquel momento llegaron los cazadores. El zorro, como el rayo, se refugió bajo tierra y el armiño, no menos rápido que el zorro, corrió hacia su madriguera.
Pero el sol había fundido la nieve y la madriguera estaba inundada; el armiño, para no mancharse con el fango, titubeó y se detuvo. Los cazadores lo hirieron de muerte.
La moderación ataja todos los vicios. El armiño prefirió morir a manchar su pureza
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