La catedral de Notre Dame en París los había recibido...Varios cafés Parisinos los vieron sentados en sus veredas. Caminaron mil veces por Champs- Elyseés, pero eso era pasado...Él, sentado frente al mítico Moulin Rouge no podía creer que recorría la ciudad sin ella. Su imagen creía verla reflejada en cada espejo.
¡París sin ella no era París! Nada era igual, todo era gris como el cielo nublado de la gran ciudad.
Casi sin darse cuenta se fue acercando al lugar en el que alguna vez soñaron estar juntos siempre.
El puente de los candados sobre el Sena es un lugar donde los enamorados dejan precisamente candados enganchados y cerrados para siempre en las barandas como sellando el amor eterno. Allí habían estado haciendo esa ceremonia íntima
Sin saberlo iba hacia el encuentro de su amor...Una figura conocida y amada, miraba la tranquilidad del río...Parada justo frente al lugar de aquél símbolo dejado, estaba ella. Se puso a su lado...Ya estaba llegando el crepúsculo. Sin decirse palabra, se tomaron de la mano y se quedaron en silencio. Solo sus corazones parecían emitir sonido. Se fueron juntos, las palabras sobraban...El puente los unió igual que cualquier puente que une dos extremos separados.
La noche Parisina fue testigo de esos dos cuerpos desnudos haciendo el amor en el sentido total de la palabra. Las lenguas se abrazaban y recorrían cada humedad. Los movimientos gozados y llenos de figuras. Los orgasmos parecían llevarlos a la luna sin escalas. Sí, a la misma luna que aparecía por detrás de la Torre Eiffel, que los saludaba imponente a este amor reencontrado en París, el mismo lugar donde había nacido.
ENRIQUE DI BAGGIO
Sin autor no hay obra.
CHARLES AZNAVOUR- LA BOHEME
2 comentarios:
Esta historia es soñada, yo te escribo mensajes, pero a veces no quedan, o no me los respondes. Romina
Buscador, solo espero el momento de poder escucharte, tu voz me hace volar. Yasmina
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