La mediocridad reunida con la rutina decidieron que nada tenía que cambiar...Que era preciso hacer caso a los mitos, miedos y planes que nos imponen los que piensan por nosotros. "Hay que seguir al rebaño"- Afirmaba la mediocridad. "¿Para qué cambiar?"- Opinaba la rutina, que bostezaba por el aburrimiento. "Así estamos cómodos" Decían casi al mismo tiempo. Caminaban lentamente por los senderos ya establecidos, cuando apareció el idealista...
LLeno de planes les comentó algunas ideas para mejorar la calidad del pueblo donde vivían manejado por una gobernadora que quería perpetuarse en el poder para no cambiar nada. Vestida de ropas democrática porque era elegida por el pueblo inmerso en las ideas de la mediocridad y la rutina usaba cualquier método para seguir en el poder.
El idealista comentó esos planes a la mediocridad y la rutina que se enojaron, pero no mucho como para no salirse de su propio plan que en realidad era el plan de otros, y le dijeron que se vaya a otro lado con esas ideas. En vano fue que el idealista insistiera que lo escuchen...Ni siquiera eso quisieron hacer. Al tiempo la tirana cayó como caen todos los tiranos...Los mediocres que la acompañaron buscaron rápidamente otro que los cobije en el poder.Sabemos que cuando el barco se hunde las ratas son las primeras en escapar. El idealista triunfó aunque ya había ganado desde el mismo momento que estudió, planeó y se propuso objetivos propios. Otros idealistas buscados por idealistas empezaron a manejar el pueblo. Mientras nuestros amigos Mediocridad y Rutina seguían caminando cada día por el mismo camino y solo esperaban órdenes de los nuevos dueños del poder para seguir al rebaño de mediocres que seguramente aceptaría nuevas- viejas órdenes. Para ellos todo es lo mismo mientras sigan tranquilos sin cambiar nada...Si a su alrededor el mundo cambia...No es un problema de ellos.
AUTOR
ENRIQUE DI BAGGIO.
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