ELIZABETH SE SENTÍA ATRAPADA.

Desde chica, mujer independiente como ninguna, intentó huir de esa realidad llamadas mitos y reglas masificadas. Siendo tan pequeña luchaba contra ella sin saber que era exactamente ser integrante de la masa. Cuando la masa escolar integrada por sus compañeras le indicaban que era bueno aprobar sin aprender ella luchaba contra ello y aprobaba sabiendo. Algo dentro de ella le indicaba el camino. En la adolescencia dejó de lado los excesos que el resto le mostraba y se dedicó a disfrutar su juventud. El sexo sentido y libre marcó sus relaciones, haciendo caso omiso a las prédicas religiosas con oscuros mitos y castigos. Para ella el peor castigo era no decidir por si misma y no hacer lo que sentía. La masa de las costumbres e imposiciones les indicaban casarse y tener hijos. Convivió con su amor, con el más amor de todos jurando fidelidad solo a él y no sintió la necesidad de tener hijos.  Sin ceremonias ni ritos. Se recibió de psicóloga y socióloga carreras que amaba. Nunca se dejo tentar por modas consumistas ni frivolidades. Y aprendió algo que solo la experiencia te brinda: Cuando alguien que gobierna más énfasis pone en un tema, cuando más soberbio es sobre lo que dice, cuando lo quiere imponer, cuando demasiado lo publicita... Cuando grita más de lo debido...Más desconfiaba. Y trataba de decidir sobre su elecciones mirando por debajo de la alfombra de lo que se quiere mostrar. Pero se sentía atrapada en el punto que equivocada o no, la masa decidía por ella eligiendo, votando o vivando. Era la única parte de su vida en la que sus decisiones no definían...Lo que ella pensaba tendría las consecuencias que la mayoría quería. Un día su gran amor terminó y dio paso a otro gran amor. Los mitos religiosos lo llaman pecado, las costumbres traición. Ella lo llama simplemente dejar de amar...Y volver a creer en el amor. Pero nada de esto detuvo la sensación que la acosaba y no puede resolver. Siente que la masa la lleva a lugares que no quiere recorrer...A soportar cosas que no quiere soportar. Y se siente en ese punto, atrapada...Su salida es incierta. Su peor castigo es cuando siente que la sociedad decide por comodidad y no por decisión pensante. Quien sabe es ella la equivocada....Seguro que lo es...Pero nadie le quita esa sensación de estar atrapada. Seguirá luchando con lo más genuino que tiene: Su razonamiento y su sentimiento. Únicos mitos y únicas leyes que la gobiernan...Ya que Elizabeth quiere ser libre hasta el fin.

AUTOR 
ENRIQUE DI BAGGIO