Ella desparramaba buena energía a quien la tuviese al lado y él estaba en la misma frecuencia. Eran amigos y compañeros no podríamos decir de trabajo sino de pasión.
Siempre decían que parecían conocerse de otra vidas...Quien sabe ya se conocieron bajo la influencia de un Dios Griego ya que tantas veces interpretaron obras regidas por dioses.
Las almas gemelas tienen una particularidad: Estar en la misma frecuencia. Con sus compromisos a cuestas siempre evitaron pasar el umbral de la atracción que sentían que iba más allá de lo físico.
Pero se sabe que los iguales se atraen y un día sentados en el puerto de Voledam se acercaba la noche... El crepúsculo estaba pleno tan pleno que como siempre hace el crepúsculo parecía que todo lo febril del día disminuía...Todo era más lento. Hablaban, se escuchaban, cambiaban ideas se alentaban y el tiempo siempre parecía ser corto...Siempre querían seguir hablando.
Él se había enamorado y ese día se lo dijo...Sabía que debía respetar los tiempos de ella y sus compromisos.
Pero la atracción tuvo su escena de cuerpos encontrados después, no importa el tiempo, de aquel atarceder. A partir de ese día fueron los mismos pero otros.
Los cuerpos hablaron esa noche por ellos. No hacían faltas palabras para esos besos que traspasaban los sentidos. No podían dejar de besarse y recorrer cada espacio llamado piel. Movimientos perfectos, cóncavo y convexo. Solo había espacios para orgasmos sentidos que los elevaban a las estrellas.
Todo esto debía suceder, nada lo podría impedir...Dos almas en la misma frecuencia, no había que algún día unirán sus cuerpos pero antes ya habían cruzado sus espíritus en un mismo tono , con la misma música de fondo.
AUTOR
ENRIQUE DI BAGGIO
SIN AUTOR NO HAY OBRA,
RELATOS: SELVA MANGIALAVORI- ENRIQUE DI BAGGIO
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