A veces nos invade un silencio interno no buscado. A veces
nos quedamos sin palabras que se transformaban en ideas,
dentro de uno mismo.
Enrique Di Baggio
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Y de repente, como si hubiera un acuerdo tácito entre los
presentes, el auditorio quedó en silencio.
Lo más cómico es que no estoy hablando de un sitio físico,
sino de ese lugar interno en el que las letras fluían sin ser
llamadas y que hoy se han perdido. Qué gracioso es
cuando pierdes en ti mismo algo que parecía tener
permanencia voluntaria. Qué sensación ciertamente
agridulce de que tu antídoto se convirtió en veneno y que
hoy lentamente te mueres por esas palabras que echas en
falta pero que no volverán.
El silencio resonó en mi cabeza, queriendo tomar forma de
palabras que nunca existirían.
Paola E. Haiat
SIN AUTOR NO HAY OBRA.