El billete de 100 euros
Juan y
Antonio, dos amigos, toman un café en un bar. Antonio que está pasando por un
mal momento, descarga en Juan sus angustias.
Tiene
deudas importantes, está mal en el trabajo, la relación con su pareja está en
una profunda crisis. Todo parece estar mal en su vida. Juan escuchando
tranquilamente a su amigo, saca un billete de 100 euros de su cartera y dice:
- Antonio, ¿quieres este billete?
- Antonio, ¿quieres este billete?
Antonio,
un poco confundido al principio, inmediatamente le dice:
- Claro que lo quiero, Juan. Son 100 euros, ¿quién no las quiere?
- Claro que lo quiero, Juan. Son 100 euros, ¿quién no las quiere?
Entonces
Juan coge el billete en una de sus manos y lo arruge hasta hacerlo una pequeña
pelota. Enseñando la macerada pelotita verde al Antonio, vuelve a preguntarle:
- Y ahora, ¿todavía lo quieres?
- Juan, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 100 euros. Está claro que los acepto si me los das.
- Y ahora, ¿todavía lo quieres?
- Juan, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 100 euros. Está claro que los acepto si me los das.
Entonces
Juan desplega el arrugado billete, lo tira al suelo y lo pisa con su pie. Ahora
está sucio y marcado.
- ¿Lo sigues queriendo?
- Mira Juan, sigo sin entender que quieres. Este es un billete de 100 euros y mientras no lo rompas conserva su valor.
- ¡Bien! Antonio, tienes que saber que aunque a veces las cosas no salgan como quieres, aunque la vida te golpee, sigues siendo único y especial y no pierdes nunca tu valor, tal como este billete de 100 euros.
- ¿Lo sigues queriendo?
- Mira Juan, sigo sin entender que quieres. Este es un billete de 100 euros y mientras no lo rompas conserva su valor.
- ¡Bien! Antonio, tienes que saber que aunque a veces las cosas no salgan como quieres, aunque la vida te golpee, sigues siendo único y especial y no pierdes nunca tu valor, tal como este billete de 100 euros.
Antonio
quedó mirando a Juan sin acertar a decir ninguna palabra mientras el impacto
del mensaje penetraba profundamente en él. Juan coge el arrugado billete y con
una sonrisa cómplice agregue:
- Toma, consérvalo porque te recuerdes de esto cuando te sientas mal. Pero me debes un billete nuevo de 100 euros. ¡Para poderlo usar con el próximo amigo que lo necesite!
- Toma, consérvalo porque te recuerdes de esto cuando te sientas mal. Pero me debes un billete nuevo de 100 euros. ¡Para poderlo usar con el próximo amigo que lo necesite!
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