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martes, 21 de mayo de 2013



CÁRCEL DE DEVOTO: VV en el psicólogo – 20-05-13

MÚSICA DE FONDO - QUEDA

LOCUTOR: Bienvenido Vicente Vidente al call center de la Cárcel de Devoto.
V: ¡Ah! ¡Qué buen servicio!
L: Si quiere perjudicar a Enrique, digite 1.
V: ¡Por supuesto! (MARCA INSISTENTEMENTE) No sé que me pasa... es como que se me descontroló el dedo.
L: Bueno bueno... parece que alguien le tiene bronca al jefe de la Logia Wasónica Fálica.
V: (SE HACE EL TONTO) No sé por qué lo dice.
L: Pero, Vicente, le tenemos una noticia...
V: (NERVIOSO) ¿Una noticia? ¿Cómo una noticia? ¿Buena o mala?
L: Para usted, ¡mala!
V: ¡Ah! Es como que me escucha esta máquina. (TRANS.) ¡¿Cómo mala?!
L: Resulta que Enrique se le adelantó y, con un par de falos de por medio, logró conseguir la grabación de una cámara oculta... ¡que le hicieron a usted!
V: ¡A mí! ¡Ah! ¡¿Cómo, dónde, cuándo?!
L: Se puso nervioso, ¿eh?
V: ¡Esta máquina es impresionante!
L: Si quiere saber de qué se trata la cámara oculta, digite 2.
V: ¡Claro que quiero saber! (MARCA INSISTENTEMENTE)
L: Bueno, bueno... Tranquilo, campeón.
V: ¿La máquina me dijo campeón?
L: Gracias a sus contactos wasónicos en la Cárcel de Devoto, Enrique se enteró de que usted, Vicente Vidente, se acercó a la institución para declarar en contra de él y los expertos lo mandaron derechito a hacerle una pericia psicológica.
V: (ATRAPADO) Este... sí, bueno... pero...
L: Si quiere escuchar el audio de la cámara oculta, digite numeral.
V: Este... bueno... sí. (MARCA NUMERAL)
L: Muy bien, Vicente. A continuación, escucharemos la grabación.

MÚSICA DE FONDO - SALE

PABLO MEZADO: Mi nombre es Pablo Mezado. Bienvenido al Ese Pepe.
V: ¿Ese Pepe?
P: Sí, S.P.P... Servicio de Pericia Psicológica de la Cárcel de Devoto.
V: ¿Por casualidad usted es el que atiende el teléfono en el Call Center de la Cárcel?
P: ¡Así es! Tengo varios trabajos. También conduzco un programa de radio en el que entrevisto a un psicólogo, el Licenciado Conrado Dosversiones.
V: Escuché hablar de ese. Lo tengo que investigar. (TRANS.) Pero... usted es psicólogo.
P: Algo así.
V: ¡¿Cómo algo así?!
P: Dígame... cómo se llama.
V: A lo largo de todas mis vidas he tenido varios nombres. Pero en esta existencia me llaman Vicente Vidente.
P: ¡Vicente Vidente! Por fin nos conocemos personalmente... Ahora, dígame... ¿Realmente se llama así?
V: (OFENDIDO) ¡Aquél que se atreva a dudar del buen nombre del Gran Maestro Vicente Vidente recibirá el peor de los castigos!
P: (TRANQUILO) ¿Usted duda de su buen nombre?
V: (ATRAPADO) Pero... ¿Cómo...? (FIRME) ¡El Gran Maestro Vicente Vidente no duda jamás!
P: Mejor así.
V: No duda... ¡de nada!
P: Gracias.
V: (CONFUNDIDO) ¿Cómo?
P: Por eso.
V: ¡No me confunda! (TRANS.) (ORGULLOSO) ¡Vicente Vidente es el primer y único vidente pre natal!
P: A ver, a ver... ¿Cómo es eso?
V: Videntes de nacimiento hay muchos. Pre natales, sólo uno.
P: ¿Puede ser más claro?
V: (SACADO) ¡No me interrumpa!
P: Bueno, bueno. Continúe.
V: Seis meses, seis días y seis horas después de que el bichito de mi padre colonizara el óvulo de... (DESPRECIO) esa mujer...
P: (INTERRUMPE) ¡Apa! Después vamos a volver sobre “esa mujer”.
V: (SACADO) ¡No me interrumpa! (TRANS.) Le decía que luego de eso, Vicente Vidente decidió salir de la prisión del útero.
P: Aguárdeme un segundito que anoto. (TRANS – PARA SÍ) Habla de sí mismo en tercera persona como el Diego... y ve al útero como una prisión. (TRANS.) Continúe, por favor.
V: Estaba harto de ingerir su comida chatarra, fumar sus cigarrillos baratos y escucharla insultar a la vida por haber quedado embarazada de mí.
P: Veo que tiene un discurso bastante armadito. Pero, ¿dónde entran los poderes mentales?
V: Si le parece poco haber decidido conscientemente cuándo salir al mundo, le cuento que al nacer, Vicente Vidente no lloró.
P: (SIN IMPORTANCIA) Mire usted.
V: ¿No anota eso?
P: No.
V: Pero...
P: (ENCIMA) Continúe, por favor.
V: Sí. (TRANS.) Todavía en manos de la partera, con mis poderosos poderes mentales corté mi cordón umbilical e hice el nudo sin tocarlo ante la atónita mirada de los allí presentes.
P: ¿Su padre estaba en...?
V: (INTERRUMPE) ¡No interrumpa!
P: (TRANQUILO) Continúe, por favor.
V: Sin tocarlo, me hice el nudo del ombligo y como no me gustó cómo quedaba para afuera, lo desaté y lo volví a hacer para adentro.
P: Disculpeme que tomo nota. (TRANS. - PARA SÍ – BAJO) Delirios místicos.
V: ¡¿Cómo dijo?! 
P: (DISCIMULA) No, nada... Delivery mítico. Es una pizería nueva.
V: (INGENUO) Ah. Qué nombre extraño.
P: Sí, bueno. Dígame... Vicente Vidente era, ¿no?
V: ¡El Gran Maestro Vicente Vidente!
P: (LO BOLUDEA) Bueno, bueno... graaaan maestro.  (TRANS.) Hasta ahora no hizo otra cosa que parlotear de usted.
V: ¡¿Cómo?!
P: Pero, ¿qué hay del otro?
V: ¿Enrique?
P: ¡Apa! Me refería a “el otro” como “los demás”. No a una persona en particular.
V: (DISCIMULA) Sí, claro. Ya sabía.
P: Cuénteme qué significa Enrique para usted.
V: Enrique es...
P: (INTERRUMPE) ¿Enrique es todo para usted?
V: (INCÓMODO) Pero... ¿qué dice?
P: Yo no soy psicólogo, pero...
V: ¡¿Cómo que no es psicólogo?!
P: (ATRAPADO) Este... ¿Te jode si pongo música, Vincent?
V: Eh.. no, no me molesta.

MÚSICA DE FONDO – QUEDA HASTA EL FINAL

P: Cuando yo le nombré a “el otro” refiriéndome a “los demás” usted en lo primero que pensó fue en Enrique.
V: (INCÓMODO) No se confunda... Vicente Vidente no tiene la psiquis normal del resto de sus pacientes.
P: Usted es mi primer paciente.
V: ¡Ah!
P: Dígame, ¿qué hay de la llamada del otro?
V: Bueno, Vicente Vidente...

SUENA CELULAR

P: Disculpe, debo atender. Puede ser importante.
V: Justo que decía de la llamada del otro.
P: (CORTANTE) Hola, estoy atendiendo... Me estás jodiendo. ¡¿40% de descuento en la segunda unidad?! ¡Obvio, man! Comprame... no sé... 3 pares... no, 4. Y sí... siempre vienen bien las medias... ¿Ah, tas con el pupi? Pasame. Pupi... ¿cómo va eso? Nada, acá, boludeando... Che, ¿jugás mañana? Dale... no seas cagón. Bueno... Bueno, dale. Te dejo que estoy atendiendo. Sí... si lo vieras, una de dos... te cagas de risa o de miedo... ¿Decís que vaya ahora?... ¿Y qué hago con este tomuer? Bueno, dejame ver cómo hago. Esperénme ahí que ya voy... Besis, muac!
V: ¿Terminó?
P: Sí. Sepa disculpar. Era un paciente... fóbico... y no podía no atender.
V: Así pues sí.
P: Bueno, por hoy me parece que ya estamos hechos.
V: No entiendo.
P: Que terminamos por hoy.
V: Pero recién arrancaba a contarle mi historia.
P: Sí... está buenísima, pero detecto como que... no quiero sobrecargarlo.
V: Bueno, si usted lo dice.
P: Sí, claro. Este... no sé si el oficial Sobretodo le habló de las formas de pago.
V: Pensé que era un servicio gratuito de la Cárcel de Devoto.
P: Claro. “Era” un servicio gratuito. Pero usted vió cómo está todo de caro. El papel de fax está por las nuves. Asíque estamos cobrando un bono contribución voluntario de $500.
V: ¡¿$500?! Usted debe haber pertenecido a la tribu de los Shantas en otra vida.
P: En otra vida no sé, pero en esta me corre el tiempo.
V: El problema es que no traje mucho efectivo.
P: Aceptamos tarjeta de crédito y débito.
V: ¡Ah! Están bien preparados.
P: Y... es la Cárcel de Devoto.
V: (2DO PLANO) ¿Aceptan falos en forma de pago?
P: (2DO PLANO) Depende el falo... A ver...

MÚSICA DE FONDO – QUEDA

V: Pero... ¡Esto es inaudito! ¡Es una invación a la privacidad de Vicente Vidente!
L: ¿Ma qué invación ni invación? Si quiere tomar venganza, digite 1.
V: ¡Venganza! (MARCA INSISTENTEMENTE)
L: Lo lamento, piyín. Pero por ahora rige el código naranja.
V: ¿Código naranja?
L: Claro... ¡No podés hacer naranja!
V: ¡Esto es un complot!
L: Gracias por comunicarse con el call center de la Cárcel de Devoto. Cárcel de Devoto, donde nos vendemos al mejor postor.
V: ¡Ah!

(FIN)


AUTOR
PABLO MEZA


SIN AUTOR NO HAY OBRA.

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